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La tensión se dispara en Los Ángeles: Protestas contra redadas migratorias y tropas federales desatan caos

Miles de personas han tomado las calles de Los Ángeles por cuarto día consecutivo, alzando la voz contra las redadas migratorias y el despliegue de tropas ordenado por el presidente Donald Trump. Con gritos de “¡Fuera ICE!” y “¡Liberen a todos!”, los manifestantes exigen el fin de las detenciones masivas y la retirada de la Guardia Nacional, en un ambiente que se torna cada vez más tenso.
El descontento creció tras operativos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, que arrestó a decenas de trabajadores en distintos puntos de la ciudad. La llegada de 2,000 efectivos de la Guardia Nacional y 700 infantes de marina, enviados por Trump, ha sido vista como una provocación que solo aviva la indignación. Isabella, una joven angelina de raíces mexicanas y argentinas, expresó: “La gente está furiosa, y la violencia de las autoridades nos enfurece más cada día”.
La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, ha calificado el despliegue de tropas como un “experimento” del gobierno federal. En una conferencia, rechazó las declaraciones de Trump, quien describió a la ciudad como “invadida por inmigrantes ilegales y delincuentes”. Bass defendió el carácter multicultural de Los Ángeles, afirmando: “Somos una ciudad de inmigrantes, y siempre lo hemos aceptado”.
Las protestas, que comenzaron el viernes tras redadas en lugares como el Distrito de la Moda y una tienda de donas, han derivado en enfrentamientos. El Departamento de Policía de Los Ángeles declaró las manifestaciones como “reuniones ilegales”, utilizando gas pimienta y bombas de ruido para dispersar a la multitud. Los manifestantes, portando banderas de México, Guatemala y otros países, han bloqueado autopistas, como la 101, para hacer escuchar su mensaje.
El gobernador de California, Gavin Newsom, ha pedido mantener las protestas pacíficas, advirtiendo: “No le den a Trump lo que quiere”. Sin embargo, la tensión escaló con la quema de cinco taxis autónomos y enfrentamientos que dejaron al menos 160 detenidos en todo el país. California presentó una demanda contra Trump, calificando el despliegue de tropas como “ilegal”.
Voces como la de Paola, una costarricense que llegó a Los Ángeles a los seis años, reflejan el sentir de muchos: “Este país se construyó con el sudor de los inmigrantes, pero esta administración lo olvida”. Los manifestantes denuncian que las redadas siembran terror en comunidades trabajadoras, separando familias sin justificación.
Las protestas no se limitan a Los Ángeles. Ciudades como San Francisco, Nueva York y Chicago han visto manifestaciones similares, con arrestos de decenas de personas. La política migratoria de Trump, una de sus promesas de campaña, ha reavivado un debate nacional sobre los derechos de los inmigrantes y el uso de la fuerza federal.
En Paramount, un barrio donde el 36% de los residentes nació en otro país, la comunidad se ha unido para resistir. Vecinos como María Gutiérrez, de origen mexicano, aseguran: “Ya es hora de levantarnos. Este barrio lo construyeron los inmigrantes, y no somos el enemigo”. Las protestas, lejos de apagarse, prometen extenderse mientras las redadas continúan.
La presencia de la Guardia Nacional, una medida no vista en Los Ángeles en décadas, ha sido criticada por líderes como Bernie Sanders, quien acusó a Trump de mostrar “autoritarismo en tiempo real”. Mientras tanto, el presidente insiste en que las protestas solo refuerzan su决心 de seguir con las deportaciones masivas.
El futuro de estas manifestaciones es incierto, pero la comunidad de Los Ángeles se mantiene firme. Con cada redada y cada despliegue de tropas, la indignación crece, y la ciudad se convierte en un símbolo de resistencia frente a las políticas migratorias de la Casa Blanca.

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