La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha levantado la voz contra la creciente militarización en Los Ángeles, California, tras el despliegue de 2,000 soldados de la Guardia Nacional ordenado por el presidente Donald Trump. La medida busca sofocar las protestas desatadas por las redadas masivas contra migrantes, que han generado tensión en la ciudad durante los últimos días.
El portavoz adjunto de la ONU, Farhan Haq, expresó desde Nueva York la preocupación de la organización por el uso de fuerzas militares en un contexto de manifestaciones civiles. Según Haq, la presencia de soldados equipados con material antidisturbios podría agravar la situación en lugar de calmarla. La ONU abogó por una desescalada inmediata y llamó a las autoridades locales, estatales y federales a buscar soluciones pacíficas.
Las protestas en Los Ángeles comenzaron el viernes pasado, cuando agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) realizaron operativos en lugares de trabajo, deteniendo a más de 100 personas, entre ellas 42 mexicanos, según la Secretaría de Relaciones Exteriores de México. Estas redadas, parte de la política migratoria de Trump, han sido calificadas como “crueles” por el gobernador de California, Gavin Newsom.
En el barrio de Paramount, de mayoría latina, los enfrentamientos entre manifestantes y agentes federales han sido intensos. Videos muestran gases lacrimógenos, granadas aturdidoras y vehículos incendiados, mientras los residentes exigen el fin de las detenciones. La comunidad migrante, que representa una parte vital de la economía local, ha ondeado banderas mexicanas en señal de resistencia.
Trump justificó el envío de la Guardia Nacional acusando a los manifestantes de ser “insurrectos” y “agitadores profesionales”. En un mensaje en su red social Truth Social, afirmó que sin su intervención, Los Ángeles habría sido “destruida”. Sin embargo, las autoridades locales, incluida la alcaldesa Karen Bass, insisten en que la mayoría de las protestas han sido pacíficas y que la presencia militar es innecesaria.
El despliegue de tropas ha generado controversia no solo en California, sino a nivel internacional. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, condenó las redadas y pidió a Estados Unidos trabajar en una reforma migratoria integral. Sheinbaum destacó que la violencia no es la solución y expresó solidaridad con los mexicanos afectados.
Gavin Newsom, por su parte, ha anunciado una demanda contra la administración de Trump por el uso de la Guardia Nacional sin su consentimiento, una acción sin precedentes desde 1965. El gobernador calificó la medida como un “espectáculo de fuerza” diseñado para intimidar a las comunidades migrantes y aumentar la polarización.
Organizaciones como Amnistía Internacional también han criticado la militarización, señalando que exacerba las violaciones a los derechos humanos. Mientras tanto, en Los Ángeles, los residentes se preparan para nuevas manifestaciones, temiendo que la presencia militar intensifique la violencia en lugar de restaurar la calma.
La situación en California pone de manifiesto las profundas divisiones en torno a la política migratoria de Estados Unidos. Con miles de soldados en las calles y una comunidad migrante bajo presión, el conflicto está lejos de resolverse, mientras la comunidad internacional observa con preocupación.

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La ONU condena la militarización en California: rechaza el envío de soldados para controlar protestas por redadas migratorias
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