Desde el 11 de mayo, Estados Unidos suspendió la importación de ganado mexicano debido a brotes detectados en el sur del país. Esto generó pérdidas diarias de más de 11 millones de dólares, afectando especialmente a los productores del norte, donde la ganadería es clave para la economía local. Cada día, unas 5,700 cabezas de ganado dejaron de cruzar la frontera, acumulando un impacto económico significativo.
Alonso Fernández Flores, presidente de la Asociación, destacó el esfuerzo conjunto entre productores, autoridades mexicanas y organismos internacionales. Los casos semanales de gusano barrenador pasaron de 120 a solo 30, un logro atribuido a medidas como la liberación de 100 millones de moscas estériles por semana. Estas acciones, apoyadas por México, Estados Unidos y Centroamérica, operan a máxima capacidad.
La estrategia incluye 44 vuelos semanales que dispersan insectos estériles desde una instalación en Panamá, diseñada para erradicar la plaga. Este método, combinado con una vigilancia sanitaria estricta, ha fortalecido la confianza en la reapertura. Fernández señaló que la cooperación técnica entre ambos países está en su mejor momento, lo que impulsa el optimismo del sector.
Una misión técnica del Departamento de Agricultura de Estados Unidos llegará pronto a México para evaluar los avances. Esta visita será clave para validar los compromisos adquiridos y determinar si se levanta la suspensión. La industria espera que los resultados de campo y las medidas implementadas convenzan a las autoridades estadounidenses.
La reciente reunión entre los secretarios de Agricultura de México y Estados Unidos marcó un avance importante. Se acordaron tres ejes: regionalización sanitaria, fortalecimiento del control epidemiológico e inversión en tecnología. Estas medidas buscan garantizar que la plaga no vuelva a frenar el comercio bilateral.
El cierre de la frontera ha generado presión en los corrales mexicanos, aumentando los costos de alimentación y creando riesgos logísticos en las plantas de procesamiento. A pesar de esto, Fernández aclaró que los productos cárnicos procesados no representan ningún riesgo para los consumidores, ya que pasan por inspecciones rigurosas que aseguran su seguridad.
Empresarios estadounidenses del sector cárnico han comenzado a reportar problemas de desabasto, lo que añade presión para reabrir la frontera. La dependencia de Estados Unidos del ganado mexicano resalta la importancia de este comercio, que mueve millones de dólares y sostiene empleos en ambos lados de la frontera.
La plaga del gusano barrenador, erradicada en México en 1991, resurgió a finales de 2024, afectando no solo al ganado, sino también a caballos, cerdos, ovejas y fauna silvestre. Aunque solo infecta a animales vivos con heridas, su impacto económico ha sido severo, recordando la vulnerabilidad del sector ante este tipo de crisis.
La industria cárnica mexicana confía en que los esfuerzos conjuntos y los avances logrados permitan retomar pronto las exportaciones. La reapertura no solo aliviará las pérdidas, sino que también reforzará la posición de México como un proveedor clave en el mercado estadounidense.

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La industria cárnica mexicana está a punto de recuperar su mercado en Estados Unidos tras semanas de incertidumbre. La reapertura de la frontera para las exportaciones de ganado vivo es inminente, según la Asociación Nacional de Establecimientos Tipo Inspección Federal, gracias a una notable reducción del 75 por ciento en los casos de gusano barrenador, una plaga que llevó al cierre temporal de la frontera.
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