Durante cuatro días consecutivos, las calles de Los Ángeles, California, han sido escenario de intensas protestas contra las redadas migratorias impulsadas por el gobierno de Donald Trump. Las manifestaciones, que comenzaron el viernes 6 de junio, han escalado en tensión, marcando un nuevo capítulo en la lucha contra las políticas antiinmigrantes en Estados Unidos.
En un giro significativo, el líder sindical David Huerta, presidente de SEIU California, fue liberado tras ser detenido durante el primer día de las protestas. Huerta, arrestado mientras se manifestaba contra las operaciones del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), salió libre bajo una fianza de 50 mil dólares. Su detención desató una ola de indignación entre sindicalistas y políticos demócratas, quienes exigieron su liberación inmediata.
Las redadas de ICE, enfocadas en zonas obreras y comerciales con alta presencia de migrantes, han sido calificadas como un intento de criminalizar a las comunidades vulnerables. Estas acciones han generado una respuesta contundente, con cientos de personas enfrentándose a las autoridades en barrios como Compton y Paramount. Organizaciones como Unión del Barrio y la Coalición por la Autodefensa Comunitaria han liderado esfuerzos para frenar las detenciones arbitrarias.
La situación se complicó con la llegada de la Guardia Nacional, ordenada por Trump para contener las manifestaciones. El despliegue de 2000 efectivos, iniciado el domingo, ha sido criticado por el gobernador de California, Gavin Newsom, quien acusó al gobierno federal de buscar “un espectáculo” en lugar de soluciones. La presencia militar ha elevado las tensiones, con choques entre manifestantes y fuerzas de seguridad.
El lunes, la administración Trump intensificó su respuesta al anunciar el envío de 700 marines para proteger propiedades y personal federal. Esta medida, que bypassa la autoridad del gobernador Newsom, es una de las primeras en su tipo desde 1965, cuando Lyndon B. Johnson desplegó tropas para proteger a manifestantes por los derechos civiles en Alabama. La decisión ha sido tachada de autoritaria por líderes demócratas.
A pesar de la represión, las comunidades migrantes han mostrado una resistencia organizada. En Compton, vecinos y activistas lograron rescatar a más de cien personas detenidas durante una redada masiva. Estas acciones reflejan la solidaridad de los barrios frente a lo que muchos describen como una ofensiva racista del gobierno estadounidense.
La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, aseguró que la ciudad no enfrenta un descontrol generalizado, aunque reconoció daños en algunas zonas del centro. Bass pidió a los manifestantes mantener la paz, mientras condenó la violencia de quienes han destruido propiedad privada. Por su parte, Trump ha calificado a los manifestantes de “insurrectos”, sugiriendo la posibilidad de invocar la Ley de Insurrección de 1807.
Las protestas han puesto en el centro del debate las políticas migratorias de Trump, que incluyen redadas masivas y la militarización de comunidades. Mientras tanto, la liberación de Huerta ha sido celebrada como una victoria parcial por los manifestantes, quienes continúan exigiendo el fin de las deportaciones y plenos derechos para los migrantes.
En redes sociales, las imágenes de las manifestaciones y los enfrentamientos con la Guardia Nacional han generado reacciones encontradas. Algunos aplauden la resistencia de las comunidades, mientras otros critican el caos en las calles. Lo cierto es que Los Ángeles sigue siendo un epicentro de lucha en un contexto de creciente polarización.
El futuro de las protestas permanece incierto, pero la determinación de los manifestantes no parece disminuir. Con militares en las calles y una comunidad movilizada, Los Ángeles enfrenta días cruciales en su batalla por la justicia migratoria.

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Continúan las protestas en Los Ángeles: liberan a líder sindical mientras militares permanecen en las calles
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