El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha sorprendido al mundo al anunciar una reunión clave con representantes de China para abordar la guerra comercial que ha sacudido los mercados globales. El encuentro, programado para este lunes en Londres, busca encontrar soluciones a los elevados aranceles impuestos entre ambas naciones, que han alcanzado niveles históricos.
La guerra comercial entre Estados Unidos y China ha escalado en los últimos meses, con aranceles que han llegado hasta el 145% sobre productos chinos y un 125% de represalia por parte de Pekín. Estas medidas han generado una fuerte incertidumbre en los mercados financieros, con caídas significativas en las bolsas de Asia, Europa y Wall Street.
Trump ha insistido en que su estrategia busca proteger la economía estadounidense y reducir el déficit comercial con China. Sin embargo, ha acusado al gigante asiático de prácticas comerciales desleales y de no hacer lo suficiente para frenar el flujo de fentanilo hacia Estados Unidos, un punto que será central en las negociaciones.
Por su parte, China ha respondido con firmeza, calificando los aranceles estadounidenses como una violación de las reglas del comercio internacional. El gobierno de Xi Jinping ha defendido su postura, argumentando que las medidas de Trump afectan la estabilidad de las cadenas de suministro globales y generan inflación en Estados Unidos.
La reunión en Londres, acordada tras intensas negociaciones previas, representa una oportunidad para desescalar el conflicto. Trump ha insinuado que podría considerar reducir los aranceles al 80%, aunque ha enfatizado que cualquier acuerdo dependerá de concesiones significativas por parte de China, especialmente en temas como el fentanilo.
Economistas advierten que la prolongación de esta guerra comercial podría desencadenar una recesión global. La Organización de Países Exportadores de Petróleo ya ha revisado a la baja sus previsiones de demanda de crudo para 2025 y 2026, citando el impacto de los aranceles en el crecimiento económico mundial.
Mientras tanto, otros países han observado con cautela el desarrollo de este conflicto. La Unión Europea, que logró una pausa de 90 días en los aranceles impuestos por Trump, espera que las negociaciones entre Washington y Pekín sienten un precedente para acuerdos bilaterales más amplios.
La reunión en Londres también podría influir en las relaciones comerciales con otros socios clave de Estados Unidos, como México y Canadá, que han enfrentado sus propios desafíos arancelarios. La expectativa global es alta, pero las posturas enfrentadas entre Trump y Xi Jinping hacen que el resultado sea incierto.
El impacto de esta guerra comercial ya se siente en los consumidores y las empresas. En Estados Unidos, los precios de diversos productos han aumentado, mientras que en China, las represalias han afectado sectores como el automotriz y el energético. Todos los ojos están puestos en Londres, donde se definirá el próximo capítulo de esta batalla económica.