La ciudad de Los Ángeles vive momentos de alta tensión tras una serie de operativos migratorios realizados por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE). Las redadas, que se llevaron a cabo en zonas de gran presencia latina, desataron enfrentamientos entre activistas y autoridades, dejando un saldo de al menos 45 personas detenidas. Los operativos, que incluyeron agentes armados y vehículos blindados, han generado indignación en la comunidad.
El viernes pasado, agentes de ICE, FBI y DEA irrumpieron en barrios como el Distrito de la Moda y Westlake, áreas con fuerte presencia de comunidades centroamericanas y mexicanas. Desde tempranas horas, mensajes de alerta circularon entre los residentes, advirtiendo sobre la presencia de “la migra”. Los activistas intentaron bloquear las detenciones, lo que derivó en choques con las fuerzas de seguridad, quienes usaron gases lacrimógenos y balas de pintura para dispersar a los manifestantes.
Angélica Salas, directora de la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes de Los Ángeles (CHIRLA), denunció la magnitud de las redadas y el impacto en las comunidades. Según su reporte, las detenciones podrían aumentar conforme se recopile más información. Los operativos se concentraron en zonas donde la población latina es mayoritaria, lo que ha incrementado el temor entre los migrantes.
La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, expresó su indignación por los operativos, calificándolos como una acción que fomenta el miedo en las comunidades inmigrantes. En un comunicado, Bass señaló que estas redadas generan un clima de incertidumbre y afectan la confianza de los residentes en las autoridades. Organizaciones locales han acusado al gobierno federal de intensificar las políticas antimigrantes.
Los enfrentamientos no se detuvieron con las detenciones. Algunos manifestantes intentaron ingresar a los centros de detención para liberar a los arrestados, pero fueron repelidos con gases lacrimógenos. Esto provocó actos de vandalismo, como daños a patrullas y barricadas en las calles, lo que elevó aún más la tensión en la ciudad.
El Consulado General de México en Los Ángeles emitió recomendaciones para los mexicanos en caso de ser detenidos. Carlos González Gutiérrez, cónsul general, aconsejó mantener la calma, no resistirse y evitar proporcionar documentos falsos. También instó a los afectados a contactar al consulado para recibir asistencia legal.
La presencia de agentes del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD) en al menos uno de los operativos generó críticas, ya que las leyes de California limitan la colaboración de las autoridades locales con ICE. El jefe del LAPD, Jim McDonnell, aseguró que su departamento no participará en deportaciones masivas ni verificará el estatus migratorio de las personas.
La comunidad ha respondido con protestas frente a la cárcel de inmigración en el centro de Los Ángeles. Los manifestantes exigen el cese de las redadas y la liberación de los detenidos. Las imágenes de los enfrentamientos, con banderas mexicanas ondeando y gases lacrimógenos en el aire, han circulado ampliamente en redes sociales.
Estas redadas se enmarcan en una política migratoria más estricta impulsada por la administración federal, que busca aumentar las detenciones diarias de migrantes. La medida ha generado rechazo entre defensores de derechos humanos, quienes advierten sobre el impacto psicológico y económico en las comunidades latinas de Los Ángeles.
La situación en la ciudad permanece volátil, con manifestaciones convocadas para los próximos días. Los residentes de Los Ángeles, especialmente en barrios latinos, viven con incertidumbre ante la posibilidad de nuevas redadas, mientras las autoridades locales y federales enfrentan críticas por su manejo de la crisis.