En un hecho que sacude a Colombia, el precandidato presidencial de izquierda, Rodolfo Hernández, anunció la suspensión de sus actividades políticas tras el atentado sufrido por el senador Miguel Uribe Turbay en Bogotá. El ataque, ocurrido el 7 de junio en la localidad de Fontibón, dejó al político del Centro Democrático en estado crítico, con dos disparos en la cabeza, y ha reavivado los temores sobre la violencia política en el país.
Hernández, conocido por su postura anticorrupción y su campaña presidencial en 2022, expresó su indignación por el atentado contra Uribe. En un comunicado, llamó a poner fin a la descalificación y la violencia en la política colombiana, argumentando que estos actos amenazan la democracia. Su decisión de pausar su campaña busca enviar un mensaje de rechazo a la polarización y los ataques que han marcado la historia reciente del país.
El atentado contra Uribe ocurrió durante un evento de campaña en el barrio Modelia. Según testigos, un menor de 15 años, presunto sicario, disparó contra el senador mientras este saludaba a simpatizantes. Las imágenes del ataque, difundidas en redes sociales, muestran el caos y el pánico desatado tras los disparos. Las autoridades capturaron al sospechoso, quien portaba una pistola Glock 9 milímetros, y están investigando si actuó solo o bajo órdenes.
El estado de salud de Miguel Uribe es crítico. Tras ser trasladado de urgencia a la Fundación Santa Fe en Bogotá, el precandidato fue sometido a una cirugía neuroquirúrgica y vascular. Los médicos han indicado que su pronóstico es reservado, y permanece en cuidados intensivos. Su esposa, María Claudia Tarazona, confirmó que Uribe “está luchando por su vida”, mientras el país espera noticias sobre su recuperación.
El ataque ha generado una ola de reacciones en Colombia y en el extranjero. Líderes como el presidente Gustavo Petro, el expresidente Álvaro Uribe y figuras internacionales, como la primera ministra italiana Giorgia Meloni, condenaron el hecho. Petro, en un mensaje en redes, hizo un llamado a respetar la vida y expresó su solidaridad con la familia de Uribe, recordando el asesinato de la madre del senador, Diana Turbay, a manos del cartel de Medellín en 1991.
El Ministerio de Defensa de Colombia ofreció una recompensa de 3.000 millones de pesos por información que permita identificar a los responsables del atentado. La fiscal general, Luz Adriana Camargo, asumió la investigación, que busca esclarecer si el ataque fue un acto aislado o parte de una acción coordinada. La captura del menor ha levantado preguntas sobre el uso de jóvenes en actos de violencia política, un eco de los oscuros años de los carteles de la droga.
La suspensión de la campaña de Hernández refleja el impacto de este hecho en el panorama electoral colombiano. El precandidato, que había retomado su actividad política tras un retiro temporal, señaló que no participará en eventos públicos hasta que se garantice la seguridad de los líderes políticos. Este gesto subraya la preocupación por el resurgimiento de la violencia en un país que aún lidia con las heridas de décadas de conflicto.
El atentado contra Uribe remite a los episodios más trágicos de la historia colombiana, como los asesinatos de candidatos presidenciales en las décadas de 1980 y 1990. La familia de Uribe, marcada por la pérdida de Diana Turbay, vuelve a enfrentar el dolor de la violencia política. El país, conmocionado, se encuentra en un momento de reflexión sobre cómo avanzar hacia una política sin violencia ni polarización.
Este suceso pone en evidencia los desafíos que enfrenta Colombia de cara a las elecciones de 2026. La democracia, según diversos analistas, está en riesgo cuando los líderes políticos son blanco de ataques. La condena unánime de este acto, desde distintos sectores políticos y sociales, busca enviar un mensaje claro: la violencia no puede ser el camino para resolver las diferencias.
Mientras Miguel Uribe lucha por su vida, Colombia enfrenta el reto de proteger a sus líderes y garantizar un proceso electoral seguro. La suspensión de la campaña de Rodolfo Hernández es solo una de las consecuencias de este atentado, que ha dejado al país en alerta y con un llamado urgente a la unidad y la paz.