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La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, considera innecesario el despliegue de la Guardia Nacional en la ciudad, en medio de tensiones por redadas migratorias que han desatado protestas. La decisión del gobierno federal de enviar a la Guardia Nacional ha generado controversia, y Bass ha dejado claro su rechazo a esta medida, argumentando que no es bienvenida en la urbe.

El viernes pasado, las autoridades federales de migración intensificaron operativos en Los Ángeles, lo que provocó manifestaciones en varios puntos de la ciudad. Miles de personas salieron a las calles para expresar su indignación por las detenciones de migrantes, calificadas por muchos como un acto que siembra miedo y caos en las comunidades. La alcaldesa señaló que estas acciones de la Agencia de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) han exacerbado las tensiones.
Karen Bass, en un mensaje a la ciudadanía, agradeció el trabajo de la policía local y del gobernador de California, Gavin Newsom, por su respaldo para mantener el orden sin recurrir a la Guardia Nacional. La edil enfatizó que la presencia de esta fuerza militar no ha sido autorizada ni desplegada en Los Ángeles, desmintiendo rumores que circulaban en redes sociales.
El gobernador Newsom también expresó su rechazo a la intervención de la Guardia Nacional, subrayando que California está manejando la situación con recursos locales. Esta postura ha generado un choque con las autoridades federales, que buscan reforzar las medidas migratorias en la región. La controversia ha puesto a Los Ángeles en el centro de un debate nacional sobre la política migratoria.
Las redadas de ICE, según reportes, forman parte de una estrategia más amplia del gobierno federal para intensificar el control migratorio. Sin embargo, en Los Ángeles, estas acciones han sido recibidas con resistencia. Organizaciones de derechos humanos han condenado los operativos, argumentando que afectan desproporcionadamente a comunidades vulnerables.
Bass destacó que la ciudad está comprometida con proteger a todos sus residentes, independientemente de su estatus migratorio. La alcaldesa ha mantenido comunicación constante con el gobierno federal, insistiendo en que no se tolerarán actos violentos, pero también defendiendo el derecho a la protesta pacífica. Este equilibrio ha sido un desafío en medio de la polarización.
La situación en Los Ángeles refleja un panorama más amplio en Estados Unidos, donde las políticas migratorias continúan siendo un tema divisivo. La decisión de no involucrar a la Guardia Nacional busca evitar una escalada de tensiones, pero la ciudad sigue en alerta ante posibles nuevos operativos de ICE.
El rechazo de Bass y Newsom a la Guardia Nacional ha sido aplaudido por sectores progresistas, pero también ha generado críticas de quienes consideran que se necesita una respuesta más firme ante las protestas. Por ahora, Los Ángeles permanece en el ojo público mientras las autoridades locales intentan manejar una situación compleja sin recurrir a medidas militarizadas.

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