En el corazón de Los Ángeles, la tensión estalló este fin de semana con violentas protestas que dejaron un saldo de cinco taxis autónomos incendiados y al menos seis patrullas destruidas. Las manifestaciones, que comenzaron el viernes, responden a una serie de operativos migratorios realizados por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en barrios mayoritariamente hispanos de la ciudad.
Los inconformes, en su mayoría activistas y miembros de la comunidad latina, salieron a las calles para denunciar lo que consideran redadas arbitrarias y discriminatorias. Las protestas, que inicialmente buscaban ser pacíficas, escalaron rápidamente cuando los manifestantes se enfrentaron a las fuerzas del orden, desatando actos de vandalismo que han generado controversia.
El sábado, la situación se tornó caótica en el centro de Los Ángeles, particularmente cerca del Centro de Detención Metropolitano. Videos circulando en redes sociales muestran a grupos de manifestantes arrojando objetos y prendiéndole fuego a vehículos autónomos de Waymo, una empresa de transporte sin conductor. La compañía anunció la suspensión de sus servicios en la zona hasta que se restablezca la seguridad.
La respuesta de las autoridades no se hizo esperar. El Departamento de Policía de Los Ángeles y agentes federales desplegaron gas lacrimógeno y granadas aturdidoras para dispersar a la multitud. Al menos 120 personas fueron arrestadas entre viernes y sábado, incluyendo ocho en la ciudad de Paramount, donde las protestas también alcanzaron niveles críticos.
La llegada de la Guardia Nacional, ordenada por el presidente Donald Trump, marcó un punto de inflexión. Trump calificó las manifestaciones como una “forma de rebelión” y prometió restablecer el orden en la ciudad. Sin embargo, esta decisión ha generado críticas de líderes locales, como el gobernador Gavin Newsom, quien acusó al gobierno federal de buscar un espectáculo en lugar de soluciones reales.
En barrios como Compton y Paramount, los residentes amanecieron el domingo entre restos de gas lacrimógeno y grafitis en comercios locales. Vecinos como Ernest Melendrez expresaron su frustración al limpiar los escombros, lamentando los daños a negocios que sostienen a familias trabajadoras. “La destrucción no ayuda a la causa”, señaló su esposa, Launie.
Las protestas, que continuaron el domingo por la tarde, reflejan el creciente descontento con las políticas migratorias de la administración Trump. Los manifestantes exigen el fin de las redadas y el respeto a los derechos de los inmigrantes, mientras ondean banderas de México y El Salvador como símbolo de resistencia.
Organizaciones como la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) han condenado la respuesta policial, acusando a las autoridades locales de romper su promesa de proteger a Los Ángeles como ciudad santuario. “Los agentes han sembrado terror en nuestras comunidades”, afirmó el abogado Andres Kwon.
Mientras la ciudad permanece en alerta táctica, la presencia de la Guardia Nacional y el uso de tácticas antidisturbios han intensificado las tensiones. Los líderes comunitarios piden diálogo, pero la polarización parece lejos de resolverse en una ciudad marcada por la diversidad y ahora por el conflicto.
Los Ángeles, conocida por su vibrante comunidad latina, enfrenta un momento crítico. Las imágenes de vehículos en llamas y enfrentamientos con la policía han recorrido el mundo, dejando una pregunta en el aire: ¿cómo se restaurará la calma en una ciudad dividida por las políticas migratorias?

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Disturbios sacuden Los Ángeles: manifestantes incendian taxis autónomos y destruyen patrullas en protestas contra redadas migratorias
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