Este viernes, la ciudad de Los Ángeles se convirtió en escenario de intensas redadas migratorias realizadas por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE), que dejaron al menos 44 personas detenidas. Los operativos, descritos como “intervenciones dirigidas”, se llevaron a cabo en varios puntos de la ciudad, incluyendo el Distrito de Westlake, el centro y el sur de Los Ángeles. Estas acciones han generado una fuerte reacción en la comunidad, desatando protestas y enfrentamientos con agentes federales.
Las redadas se concentraron en áreas de población predominantemente hispana, como el Distrito de la Moda, donde se arrestó a decenas de trabajadores en una tienda mayorista de ropa. Según testigos, los agentes federales, apoyados por el FBI y la DEA, llegaron en vehículos blindados y con equipo táctico, lo que intensificó la tensión en las calles. Los operativos comenzaron temprano en la mañana, sorprendiendo a trabajadores y comunidades enteras.
La respuesta de la comunidad no se hizo esperar. Cientos de manifestantes se reunieron para intentar bloquear los vehículos de ICE, lo que llevó a choques violentos con las autoridades. Los agentes utilizaron granadas aturdidoras y gas pimienta para dispersar a la multitud, según reportó el periódico Los Angeles Times. Las imágenes aéreas captadas por la televisora KTLA mostraron a un manifestante cayendo al suelo al intentar detener una camioneta de las fuerzas del orden.
Entre los detenidos, al menos 11 ciudadanos mexicanos han sido identificados, según informó Carlos González Gutiérrez, cónsul general de México en Los Ángeles. La situación ha generado preocupación en las comunidades migrantes, que temen una escalada en las deportaciones. Las redadas forman parte de una serie de operativos recientes en el sur de Estados Unidos, como uno ocurrido en San Diego el pasado mes de mayo, donde también se usaron tácticas similares.
La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, expresó su indignación por las acciones de ICE, señalando que estas tácticas siembran terror en las comunidades migrantes que contribuyen significativamente a la ciudad. En un comunicado, Bass destacó que Los Ángeles es una ciudad orgullosa de su población inmigrante y criticó la falta de respeto al debido proceso en los operativos.
El gobernador de California, Gavin Newsom, también condenó las redadas, calificándolas de “imprudentes” y “crueles”. En un mensaje en redes sociales, Newsom afirmó que estas acciones erosionan la confianza, separan familias y dañan la economía local. Las críticas se suman a las de organizaciones defensoras de los derechos humanos, como la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes (CHIRLA), que reportó al menos 45 detenciones.
Un caso destacado fue el del presidente del Sindicato Internacional de Empleados de Servicio (SEIU) en California, David Huerta, quien fue detenido mientras observaba y documentaba las redadas. Según las autoridades, Huerta fue arrestado por obstruir el acceso de los agentes a un lugar de trabajo, aunque el sindicato denunció que resultó herido durante el operativo y tuvo que ser atendido en un hospital.
Las protestas continuaron el sábado, cuando las redadas se extendieron a la ciudad de Paramount, donde se reportaron al menos 65 detenciones más. Cientos de manifestantes intentaron bloquear los vehículos federales, enfrentándose nuevamente a gases lacrimógenos. Activistas como Pablo Alvarado, de la Red Nacional de Jornaleros, denunciaron el uso de tácticas militares y la falta de transparencia en los operativos.
La situación ha generado un debate intenso en Los Ángeles, una ciudad conocida por sus políticas de “santuario” para migrantes. Organizaciones como la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) han exigido que las autoridades locales cumplan con su compromiso de proteger a las comunidades migrantes. Mientras tanto, las redadas continúan, y las autoridades federales han advertido que los operativos se mantendrán durante el fin de semana.
La tensión en las calles de Los Ángeles refleja el impacto de estas acciones en las comunidades migrantes y la polarización en torno a las políticas migratorias en Estados Unidos. Las imágenes de manifestantes enfrentándose a agentes federales y los reportes de detenciones masivas han puesto a la ciudad en el centro de la atención nacional, mientras los líderes locales piden un alto a lo que califican como una estrategia de miedo y represión.