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Aranceles de EE.UU. al acero y aluminio: un golpe al comercio mexicano que pone en jaque la economía

La Confederación Patronal de la República Mexicana ha levantado la voz contra los nuevos aranceles impuestos por Estados Unidos al acero y aluminio mexicanos. Esta medida, que entró en vigor el 12 de marzo, aplica un gravamen del 25 por ciento a las importaciones de estos materiales, afectando directamente a México, uno de los principales exportadores a territorio estadounidense.
Según datos de la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y del Acero, el 75 por ciento de las exportaciones de acero mexicano tienen como destino Estados Unidos, lo que representa unos 2,100 millones de dólares. La imposición de estos aranceles pone en riesgo miles de empleos en México, especialmente en sectores clave como el automotriz, la construcción y la manufactura.
La Coparmex ha señalado que esta decisión unilateral de Estados Unidos contradice los principios del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá. El acuerdo comercial, conocido como T-MEC, promueve la integración económica de la región, pero estos aranceles amenazan con romper la cooperación que ha fortalecido a Norteamérica durante años.
Además, la confederación empresarial destacó que en 2024, el comercio de acero entre México y Estados Unidos dejó un superávit de 2.3 millones de toneladas a favor de la economía estadounidense. Esto demuestra que México no representa una amenaza para la industria siderúrgica de su vecino del norte, lo que hace aún más cuestionable la justificación de los aranceles.
Estados Unidos ha argumentado que la medida se basa en razones de seguridad interna, amparándose en la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial. Sin embargo, la Coparmex considera que este argumento es injustificado y que las verdaderas intenciones son proteccionistas, lo que podría generar distorsiones en el comercio internacional.
El impacto de los aranceles no solo se sentirá en México. La integración de las cadenas de suministro entre ambos países es tan profunda que los costos adicionales podrían trasladarse a los consumidores estadounidenses, encareciendo productos como automóviles, electrodomésticos y materiales de construcción.
La Coparmex ha instado al gobierno mexicano a agotar todas las vías diplomáticas para lograr que México quede exento de estos aranceles. En caso de no obtener resultados, los empresarios sugieren recurrir a los mecanismos de defensa comercial establecidos en el T-MEC para proteger a la industria nacional.
Este nuevo capítulo en la relación comercial entre México y Estados Unidos genera incertidumbre en un momento clave para la economía mexicana, que busca consolidarse como un destino atractivo para la inversión extranjera. La respuesta del gobierno mexicano será crucial para mitigar los efectos de esta medida y defender los intereses de la industria nacional.

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