En una noche que marcó a la comunidad de Cuauhtémoc, Chihuahua, un pequeño de apenas 4 años, identificado como David, perdió la vida tras caer accidentalmente en un pozo artesanal. El incidente ocurrió mientras el menor jugaba en una huerta, desencadenando una intensa operación de rescate que mantuvo en vilo a la región.
El accidente fue reportado la tarde del viernes, cuando David, de origen rarámuri, cayó en un pozo de más de 100 metros de profundidad. Las autoridades locales, junto con cuerpos de rescate, se movilizaron de inmediato al lugar. La profundidad y lo estrecho del pozo complicaron las labores, convirtiendo el rescate en una carrera contra el tiempo.
Rescatistas de la Cruz Roja, Bomberos de Cuauhtémoc, bases menonitas, policías, personal de JMAS y el Grupo La Norteñita unieron esfuerzos. Con cámaras introducidas en el pozo, los equipos confirmaron que David seguía con vida durante las primeras horas. Esta esperanza impulsó a los rescatistas a trabajar sin descanso bajo condiciones extremadamente difíciles.
A medida que avanzaban las horas, la situación se tornaba más crítica. La complejidad del terreno y la profundidad del pozo dificultaban el acceso al menor. Los equipos utilizaron tecnología y herramientas especializadas, pero el tiempo jugaba en contra. La comunidad seguía de cerca las actualizaciones, con la esperanza de un milagro.
Pasadas las 23:35 horas del viernes, tras más de cinco horas de arduo trabajo, los rescatistas lograron recuperar el cuerpo del pequeño David. Lamentablemente, el menor había fallecido ahogado, según confirmaron las autoridades. La noticia devastó a los presentes, quienes habían mantenido la fe hasta el último momento.
La Coordinación Estatal de Protección Civil informó que el rescate se llevó a cabo con el mayor esfuerzo posible, pero las circunstancias impidieron un desenlace favorable. Este trágico evento ha conmocionado a Cuauhtémoc, dejando un profundo dolor en la comunidad y en la familia del menor.
El caso de David pone en el centro de la atención la seguridad en zonas rurales, especialmente en áreas con pozos artesanales. Estos sitios, comunes en huertas y ranchos, representan un peligro latente para los niños. La tragedia ha generado preguntas sobre la necesidad de regulaciones más estrictas para prevenir futuros accidentes.
La comunidad rarámuri, a la que pertenecía David, también ha expresado su duelo. Este suceso resalta las condiciones de vulnerabilidad en las que viven muchas familias en la región. La pérdida del pequeño ha unido a Cuauhtémoc en un momento de reflexión y luto colectivo.
Las autoridades no han proporcionado más detalles sobre las circunstancias exactas del accidente. Sin embargo, el impacto de esta tragedia ha trascendido, recordando la fragilidad de la vida y la importancia de la prevención. La memoria de David permanece en el corazón de quienes siguieron su historia.