Donald Trump y Elon Musk, dos titanes que parecían destinados a dominar juntos el escenario político y empresarial, han roto su alianza de manera explosiva. Lo que comenzó como una colaboración estratégica durante la campaña presidencial de 2024 se ha desmoronado en una batalla pública que ha conmocionado a Estados Unidos y al mundo. Este 5 de junio marcó el punto de no retorno, con ambos intercambiando acusaciones y amenazas que han desatado una tormenta en el corazón del movimiento MAGA.
Trump, el magnate inmobiliario que conquistó la Casa Blanca, y Musk, el visionario que llevó a la humanidad al espacio, comparten trayectorias marcadas por su ambición y capacidad para captar la atención global. Ambos heredaron fortunas y construyeron imperios en torno a sus nombres, pero sus similitudes parecen haber sido la chispa de su colisión. La ruptura no se debe a que sean opuestos, sino a que, en esencia, son lo mismo: figuras dominantes que no toleran cuestionamientos.
El conflicto estalló por un proyecto de ley de gastos impulsado por Trump. Musk, quien había apoyado financieramente la campaña del republicano, expresó su desacuerdo con el texto legislativo, calificándolo como un “proyecto de gasto masivo” que aumenta el déficit. Trump, visiblemente molesto, respondió acusando a Musk de ingratitud y hasta lo llamó “loco”. Las palabras del presidente no se quedaron en lo retórico: amenazó con cancelar contratos gubernamentales con las empresas de Musk, un golpe directo a los intereses del empresario.
El impacto económico fue inmediato. Las acciones de Tesla, la joya de la corona de Musk, se desplomaron más del 14% en un solo día, reflejando la preocupación de los inversionistas ante la escalada de tensiones. SpaceX, otra de las empresas clave de Musk, también está en la mira, ya que depende en gran medida de contratos con la NASA para misiones espaciales. La posibilidad de que estos acuerdos se vean afectados ha generado incertidumbre en los mercados.
La relación entre ambos no siempre fue conflictiva. Durante la campaña de 2024, Musk fue un aliado clave, aportando recursos financieros y respaldo mediático a Trump. Tras la victoria, el empresario asumió un rol en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), un organismo creado para reducir el gasto público. Desde ahí, Musk impulsó medidas controvertidas, como el despido de miles de empleados federales y el cierre de agencias como USAID, lo que generó críticas y tensiones internas.
El punto de quiebre llegó cuando Musk criticó públicamente el presupuesto de Trump, afirmando que socavaba los esfuerzos del DOGE. En respuesta, Trump no solo expresó su decepción, sino que escaló el enfrentamiento al vincular a Musk con controversias personales. Musk, por su parte, contraatacó en redes sociales, insinuando que Trump oculta información relacionada con Jeffrey Epstein, una acusación que ha avivado aún más el fuego.
Este choque ha fracturado el movimiento MAGA, que hasta ahora había orbitado en torno a la figura de Trump. La influencia de Musk, con su control sobre plataformas como X y su presencia en la industria tecnológica, representa un desafío directo al liderazgo del presidente. Algunos analistas sugieren que Musk podría estar considerando crear un nuevo partido político, una movida que podría redibujar el panorama político estadounidense.
A pesar de la ruptura, tanto Trump como Musk seguirán siendo figuras centrales en sus respectivos campos. El primero, desde la presidencia, continuará moldeando la política de Estados Unidos. El segundo, como líder de Tesla y SpaceX, seguirá empujando los límites de la tecnología y la innovación. Sin embargo, este episodio revela la fragilidad de las alianzas entre personalidades tan dominantes.
El futuro de su relación es incierto, pero el impacto de su enfrentamiento ya se siente en los mercados, en la política y en la opinión pública. La guerra entre Trump y Musk no es solo un choque de egos, sino una batalla que podría tener consecuencias duraderas para el rumbo de Estados Unidos. Lo que está claro es que, cuando dos gigantes colisionan, el mundo entero siente las ondas de choque.

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La ruptura que sacude al mundo: Trump y Musk, de aliados a enemigos en una guerra sin cuartel
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