Después de 24 días de caos en el corazón de la Ciudad de México, los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) finalmente desmantelaron su plantón en el Zócalo. La protesta, que comenzó el 15 de mayo, mantuvo en jaque a la capital con bloqueos y movilizaciones. Sin embargo, su retirada no es una rendición: advierten que regresarán con más fuerza si el gobierno de Claudia Sheinbaum no cumple sus demandas.
El plantón frente a Palacio Nacional fue una demostración de descontento contra la reforma de 2007 a la Ley del ISSSTE, que los maestros consideran un atentado contra sus derechos laborales. Exigen su derogación total y un sistema de pensiones justo. Durante semanas, miles de docentes de Oaxaca, Chiapas, Guerrero y otras regiones se mantuvieron firmes, a pesar del calor, la lluvia y las críticas de los capitalinos.
Pedro Hernández, vocero de la CNTE, dejó claro que este no es el fin de su lucha. “No se equivoquen, esto es solo una pausa para reorganizarse”, aseguró. Los maestros planean fortalecer alianzas con otros sectores y preparar una nueva ofensiva. La advertencia es directa al gobierno federal: si no hay soluciones, las calles volverán a llenarse.
La tensión escaló en los últimos días con actos violentos. Un grupo de maestros, muchos encapuchados, atacó la Secretaría de Gobernación con bombas caseras y piedras, intentando derribar sus puertas. También vandalizaron la Secretaría de Bienestar. Estos incidentes llevaron a Sheinbaum a exigir que la CNTE se deslinde de la violencia o asuma las consecuencias.
El gobierno de Morena, encabezado por Sheinbaum, ha intentado calmar las aguas con promesas de diálogo, pero los maestros no confían. Acusan al gobierno de ofrecer soluciones a medias, como congelar la edad de jubilación, que consideran insuficientes. La falta de un encuentro directo con la presidenta ha avivado el descontento.
Las movilizaciones no solo afectaron a la Ciudad de México. En estados como Oaxaca y Chiapas, los maestros paralizaron actividades, dejando a miles de estudiantes sin clases. Los bloqueos en avenidas clave de la capital, como Paseo de la Reforma, generaron caos vial y molestias entre los ciudadanos, que vieron su rutina alterada.
A pesar de la retirada, la CNTE no descarta un paro nacional indefinido. La Sección 22 de Oaxaca, una de las más combativas, ya había mostrado divisiones internas sobre continuar o no el plantón. Sin embargo, la mayoría decidió replegarse temporalmente para reagruparse y planear nuevas estrategias.
Sheinbaum, por su parte, ha delegado las negociaciones a la Secretaría de Gobernación y la Secretaría de Educación Pública, evitando un encuentro cara a cara con los líderes magisteriales. Esta postura ha sido criticada como una muestra de indiferencia ante un conflicto que afecta a miles de trabajadores y estudiantes.
El levantamiento del plantón permite al Zócalo recuperar su normalidad, pero la calma es frágil. Los maestros prometen volver si no se atienden sus demandas de fondo. La lucha por una pensión digna y mejores condiciones laborales sigue vigente, y la CNTE está lejos de bajar los brazos.
La pregunta ahora es cuánto tiempo pasará antes de que las carpas y pancartas regresen a la Plaza de la Constitución. El gobierno de Sheinbaum enfrenta un reto mayúsculo: resolver este conflicto sin ceder a presiones o desatar más protestas. La capital permanece en vilo, esperando el próximo capítulo de esta batalla.

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¡Escándalo en la CDMX! Maestros de la CNTE levantan plantón tras 24 días, pero amenazan con volver más fuertes
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