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Del escenario al escándalo: El colapso explosivo entre Trump y Musk

La relación entre Donald Trump, presidente de Estados Unidos, y Elon Musk, magnate de Tesla, SpaceX y X, ha pasado de una alianza estratégica a un enfrentamiento público que sacude la política y la economía. Lo que comenzó como una colaboración cercana, marcada por elogios mutuos y ambiciosos proyectos conjuntos, terminó en una ruptura estrepitosa el pasado 5 de junio, con acusaciones graves, caídas bursátiles y una guerra de declaraciones en redes sociales.
Todo inició en diciembre de 2016, cuando Musk se unió a los consejos asesores económicos de Trump, buscando influir en políticas de innovación. Sin embargo, la luna de miel duró poco. En junio de 2017, Musk renunció a su cargo tras la decisión de Trump de retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París, citando preocupaciones climáticas. Este primer desencuentro marcó una fractura temprana, aunque no definitiva, en su relación.
Años después, en enero de 2022, Trump intentó recomponer la relación al elogiar a Musk, comparándolo con Thomas Alva Edison y calificándolo como uno de los “grandes genios del mundo”. Musk, por su parte, mantuvo una postura distante, enfocándose en sus empresas. Sin embargo, el punto de inflexión llegó el 13 de julio, tras un intento de asesinato contra Trump, cuando Musk lo respaldó públicamente y se convirtió en su mayor donante individual, aportando 250 millones de dólares a su campaña.
En agosto, Musk propuso la creación de una comisión de eficiencia gubernamental, una idea que Trump aceptó con entusiasmo. La relación parecía fortalecerse, y Musk incluso se mostró en un mitin de Trump en Pensilvania el 5 de octubre, luciendo una gorra con la sigla MAGA y declarando: “Soy MAGA oscuro”. Esta alianza alcanzó su punto más alto, con Musk siendo una presencia constante en la Casa Blanca, incluso durmiendo en el Dormitorio Lincoln.
Sin embargo, las tensiones comenzaron a surgir cuando Musk criticó el proyecto fiscal de Trump, al que llamó “una abominación repugnante”. Musk argumentó que la legislación, que eliminaba incentivos para vehículos eléctricos, perjudicaba directamente a Tesla y aumentaba el déficit presupuestario. Sus críticas públicas en X desataron una respuesta feroz de Trump, quien acusó a Musk de “volverse loco” y amenazó con cancelar los contratos gubernamentales de sus empresas.
El enfrentamiento escaló rápidamente. Musk intensificó sus ataques, acusando a Trump de traicionar promesas de reducir el gasto federal y sugiriendo, sin pruebas, una conexión con el caso Epstein. Estas declaraciones provocaron una caída del 14% en las acciones de Tesla, con una pérdida estimada de 20 mil millones de dólares en el patrimonio de Musk. Trump, por su parte, replicó en Truth Social, afirmando que Musk no habría ganado las elecciones sin su apoyo.
Un punto crítico llegó cuando Trump amenazó con terminar los contratos de SpaceX, incluyendo la nave Dragon, esencial para las misiones de la NASA a la Estación Espacial Internacional. Musk respondió anunciando el desmantelamiento de la nave, aunque luego retrocedió. Este intercambio público marcó el colapso definitivo de una relación que alguna vez parecía inquebrantable.
La ruptura no solo ha impactado los mercados, sino también la dinámica política en Estados Unidos. La Casa Blanca confirmó que Trump no tiene planes de reconciliarse con Musk, mientras que el magnate ha intensificado sus críticas, llegando incluso a respaldar la idea de un impeachment contra Trump. La batalla entre estos dos titanes, con egos del tamaño de un cohete, promete seguir generando titulares y consecuencias impredecibles.

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