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La nota criminal del CJNG: reclutan en Jalisco para sembrar el terror en el Edomex

El Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) ha extendido sus redes de horror desde Jalisco hasta el Estado de México, donde opera con una violencia que parece no tener freno. Según investigaciones recientes, las células delictivas que actúan en territorio mexiquense son reclutadas en Jalisco, utilizando engaños y promesas falsas para atrapar a jóvenes vulnerables. Este esquema macabro revela la impunidad con la que opera este grupo criminal.
En Jalisco, el CJNG utiliza anuncios de empleo engañosos, ofreciendo salarios atractivos y contratación inmediata. Estas ofertas, que circulan en redes sociales y en volantes pegados en las calles, son trampas para reclutar a personas, muchas veces jóvenes desempleados o incluso menores de edad. Una vez captados, son llevados a campos de entrenamiento donde los obligan a integrarse a sus filas bajo amenazas de muerte.
El Estado de México se ha convertido en un nuevo campo de batalla para el CJNG, donde estas células reclutadas en Jalisco perpetran crímenes como asesinatos, extorsiones y robos con violencia. La presencia de este cártel en al menos 60 municipios mexiquenses evidencia la magnitud del problema. Las autoridades locales parecen desbordadas ante la escalada de violencia.
Uno de los casos más alarmantes es el uso de redes sociales como Facebook para publicar anuncios que simulan ser ofertas legítimas de trabajo. Estas trampas prometen empleos como guardias de seguridad o asistentes de oficina, pero terminan en secuestros y reclutamiento forzado. Las víctimas, una vez en manos del cártel, son llevadas a lugares remotos para ser adiestradas en el uso de armas.
En el Edomex, la lucha por el control del territorio entre el CJNG y otros grupos como La Familia Michoacana ha incrementado la inseguridad. Los enfrentamientos entre estas organizaciones criminales han dejado un rastro de desapariciones y homicidios. Las autoridades reportan que el CJNG no solo recluta, sino que también provee armas y drogas a grupos locales para expandir su dominio.
El rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco, es un ejemplo escalofriante de cómo opera el CJNG. Este lugar, descubierto en marzo de 2025, funcionaba como campo de entrenamiento y exterminio. Restos humanos, equipo táctico y crematorios clandestinos encontrados en el sitio muestran la brutalidad con la que el cártel adoctrina a sus reclutas.
La falta de acción efectiva por parte del gobierno federal y estatal agrava la situación. Mientras el CJNG perfecciona sus métodos de reclutamiento, las desapariciones en Jalisco y los delitos en el Edomex no hacen más que aumentar. La ciudadanía vive bajo el temor de caer en las redes de este grupo criminal que parece actuar con total impunidad.
La Interpol ha advertido que el CJNG utiliza estas tácticas no solo para delinquir, sino para garantizar una “reserva” de sicarios que renueve sus filas. Este modelo de reclutamiento forzado asegura la perpetuidad del cártel, que reemplaza a sus miembros caídos con nuevas víctimas atrapadas por engaños. La pregunta sigue siendo: ¿hasta cuándo permitirá el gobierno esta ola de violencia?
El impacto en las familias es devastador. Miles de personas en Jalisco y el Edomex buscan a sus seres queridos, desaparecidos tras responder a estas falsas ofertas de empleo. La angustia de no saber si están vivos o si fueron forzados a unirse al cártel consume a comunidades enteras, mientras las autoridades parecen incapaces de frenar esta maquinaria criminal.
La presencia del CJNG en el Estado de México no es un problema aislado, sino parte de una red criminal que se extiende por todo el país. La incapacidad para combatir eficazmente a este cártel pone en evidencia las fallas en las estrategias de seguridad. La sociedad exige respuestas, pero el panorama sigue siendo desolador.

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