En el municipio de Pesquería, Nuevo León, un preocupante descubrimiento ha encendido las alarmas: miles de peces han aparecido muertos en el Río Pesquería. Vecinos reportaron un fuerte olor a azufre y una gran cantidad de especies flotando sin vida en la superficie del agua. Este hecho ha generado inquietud entre los habitantes de la zona, quienes temen que la contaminación esté detrás de esta tragedia ambiental.
El Gobierno de Nuevo León ha reaccionado ante las denuncias y la presión de los medios locales. Desde las primeras horas del día, la recién creada División Ambiental, en conjunto con la Procuraduría Estatal de Medio Ambiente y Parques y Vida Silvestre, inició operativos de inspección y vigilancia a lo largo del río. El objetivo es claro: determinar las causas de la mortandad y encontrar a los posibles responsables.
El Río Pesquería atraviesa varios municipios, como Pesquería, Apodaca y Los Ramones, lo que complica la investigación debido a la cantidad de posibles fuentes de contaminación. Entre las hipótesis que manejan las autoridades están la hipoxia, es decir, la falta de oxígeno en el agua, y la presencia de químicos tóxicos. Sin embargo, aún no hay resultados concluyentes, y los análisis podrían extenderse varios días.
Este no es el primer episodio de contaminación en el Río Pesquería. En años anteriores, se han denunciado descargas de aguas negras, químicos y escombros en el afluente, lo que ha dañado gravemente su ecosistema. En 2019, por ejemplo, una fuga en una tubería de drenaje sanitario causó una mortandad similar de peces, un problema que las autoridades prometieron atender pero que parece persistir.
La Secretaría de Medio Ambiente de Nuevo León ha informado que se han retirado miles de toneladas de basura y escombro del río en los últimos años, pero los esfuerzos no han sido suficientes para evitar estos incidentes. Los tiraderos clandestinos y las descargas industriales no reguladas siguen siendo una constante, según reportes de vecinos y organizaciones ambientalistas.
Las autoridades han prometido identificar a los responsables y aplicar sanciones administrativas o penales, además de exigir la remediación de los daños. Sin embargo, la falta de acción contundente en el pasado genera escepticismo entre la población. Los habitantes de las zonas cercanas al río exigen soluciones definitivas para evitar que el afluente siga siendo un foco de contaminación.
Los operativos de inspección continuarán en los próximos días, abarcando los diversos tramos del río. La División Ambiental ha destacado que se recopilarán pruebas para determinar si las descargas provienen de empresas, drenajes o actividades ilegales. Los resultados de los muestreos de agua serán clave para esclarecer el caso.
Mientras tanto, la muerte masiva de peces no solo afecta al ecosistema, sino también a las comunidades que dependen del río. Este incidente pone en evidencia la urgencia de implementar políticas más estrictas para la protección de los cuerpos de agua en Nuevo León y garantizar un medio ambiente sano para todos.
La ciudadanía espera respuestas claras y acciones concretas. La situación del Río Pesquería es un reflejo de los retos ambientales que enfrenta la región, donde la falta de regulación y vigilancia ha permitido que la contaminación persista. Los próximos días serán cruciales para determinar si este caso marcará un punto de inflexión en la gestión ambiental del estado.