Hugo Aguilar Ortiz, un abogado de origen mixteco, se perfila como el próximo presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), un hecho que ha generado controversia. Su designación ha sido celebrada por algunos como un hito histórico, comparándolo con Benito Juárez, el último presidente indígena de la Corte hace 167 años. Sin embargo, la activista Leticia Hidalgo ha alzado la voz para pedir que no se romantice su origen indígena, acusándolo de ser un operador político del gobierno en turno.
Hidalgo, conocida por su trabajo en la defensa de los derechos humanos, señaló que Aguilar no es el defensor de los pueblos indígenas que muchos quieren presentar. Según ella, su trayectoria está marcada por acciones que han perjudicado a las comunidades indígenas, especialmente en proyectos impulsados por el gobierno federal. La activista sostiene que su papel como coordinador de derechos indígenas en el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) no siempre ha sido en beneficio de estas poblaciones.
Durante su gestión en el INPI, Aguilar estuvo a cargo de las consultas para proyectos como el Tren Maya, un megaproyecto impulsado por el ex presidente Andrés Manuel López Obrador. Estas consultas, según denuncias de organizaciones como el Congreso Nacional Indígena, fueron manipuladas para obtener el consentimiento de las comunidades sin considerar sus verdaderas demandas. Hidalgo asegura que estas acciones demuestran que Aguilar ha operado más como un aliado del poder que como un defensor de los derechos indígenas.
La activista también criticó la narrativa que compara a Aguilar con Benito Juárez, argumentando que esta analogía es una estrategia para legitimar su designación. Juárez, un ícono nacional conocido por su lucha por la justicia y la igualdad, no debería ser utilizado para adornar la imagen de alguien cuya trayectoria está bajo cuestionamiento, afirmó Hidalgo. Para ella, romantizar el origen indígena de Aguilar desvía la atención de los problemas reales que enfrentan las comunidades originarias.
Otro punto de controversia es el proceso de elección judicial que llevó a Aguilar a la presidencia de la SCJN. La reforma impulsada por López Obrador y respaldada por la presidenta Claudia Sheinbaum permitió que los ministros fueran elegidos por voto popular, un mecanismo que ha sido criticado por su falta de transparencia y posibles influencias políticas. Aguilar, según reportes, encabezó los cómputos con más de 2.9 millones de votos, lo que lo coloca como el favorito para liderar la Corte.
Críticos del proceso señalan que Aguilar fue promovido activamente por el gobierno, incluso a través de los llamados “acordeones” oficiales, materiales que orientaban a los votantes hacia candidatos afines a Morena. Este respaldo oficial ha generado dudas sobre la independencia del próximo presidente de la SCJN, especialmente en un contexto donde el Poder Judicial ha sido señalado por estar cada vez más alineado con el Ejecutivo.
Hidalgo también destacó que, durante las consultas para la reforma constitucional sobre derechos indígenas y afromexicanos en 2019 y 2021, Aguilar omitió temas cruciales como el derecho a la consulta libre, previa e informada. Estas omisiones, según la activista, debilitaron los derechos de las comunidades frente a proyectos que afectan sus territorios y recursos naturales. La falta de inclusión de estos puntos en la reforma final es, para ella, una prueba más de que Aguilar no prioriza los intereses de los pueblos originarios.
Por su parte, la presidenta Claudia Sheinbaum ha expresado su satisfacción por la elección de Aguilar, destacándolo como un hombre de origen humilde con gran sensibilidad social. En un mensaje reciente, Sheinbaum celebró que un indígena presida la SCJN, considerándolo un paso hacia la representación de los pueblos originarios en las instituciones del país. Sin embargo, estas declaraciones han sido recibidas con escepticismo por quienes ven en Aguilar una figura alineada con los intereses del gobierno.
La controversia en torno a Hugo Aguilar Ortiz refleja las tensiones entre la narrativa oficial y las críticas de activistas que exigen una verdadera representación indígena. Mientras algunos ven en su elección un avance histórico, otros advierten que su trayectoria está lejos de encarnar los ideales de justicia y defensa de los derechos que simbolizó Benito Juárez. La discusión sobre su papel en la SCJN apenas comienza, y su liderazgo será observado de cerca por quienes buscan un Poder Judicial independiente y comprometido con las causas sociales.