Petróleos Mexicanos (Pemex) reveló un ambicioso plan de reorganización que promete ahorros cercanos a los mil millones de pesos, en medio de una crisis financiera que sigue apretando a la empresa estatal. La estrategia, presentada como una solución para optimizar recursos, incluye la eliminación de plazas de confianza, reducción de filiales y una reconfiguración de su estructura organizativa. Sin embargo, las promesas de eficiencia chocan con un historial de pérdidas millonarias y deudas abrumadoras.
El director general de Pemex, Víctor Rodríguez Padilla, explicó que la reestructura busca un modelo de integración vertical para hacer a la empresa más ágil y competitiva. Entre las medidas, se contempla el despido de casi 3 mil empleados de confianza, lo que generaría un ahorro estimado de 10 mil 494 millones de pesos. Este recorte, según la empresa, no afectará a los trabajadores sindicalizados, que representan la mayoría de la nómina.
Además, el plan incluye la eliminación de una dirección, 10 subdirecciones, siete coordinaciones y 34 gerencias, aunque también se crearán nuevas plazas administrativas, como una dirección y 17 gerencias. Esta aparente contradicción ha levantado dudas sobre si los cambios realmente reducirán la burocracia o simplemente la reorganizarán sin atacar los problemas de fondo.
La reestructura llega en un momento crítico para Pemex, que cerró 2024 con una pérdida neta de 620 mil 605 millones de pesos, un desplome frente a las ganancias de 2023. Solo en el último trimestre del año pasado, la petrolera reportó pérdidas por 190 mil millones de pesos, golpeada por menores ventas, mayores costos y la depreciación del peso. La empresa atribuye estos resultados a un entorno operativo y financiero “retador”.
Otro punto clave es la reducción de filiales, que actualmente superan las 40. Según Rodríguez Padilla, solo se mantendrán las estrictamente necesarias para fortalecer la operación de Pemex. La presidenta Claudia Sheinbaum respaldó esta iniciativa, asegurando que no comprometerá la producción y que hará a la empresa más transparente, aunque no especificó cómo se logrará esta meta.
El plan también promete destinar más recursos a la exploración y producción de crudo, con un ahorro adicional de 5 mil 251 millones de pesos para este rubro. Sin embargo, la producción actual de 1.6 millones de barriles diarios está lejos de la meta sexenal de 1.8 millones, lo que pone en duda la viabilidad de estas proyecciones en un contexto de campos maduros y retrasos en proyectos clave.
La deuda de Pemex sigue siendo un lastre monumental, con un total de 97 mil 600 millones de dólares al cierre de 2024, además de casi 25 mil millones de dólares en adeudos a proveedores. Aunque el gobierno ha inyectado miles de millones de pesos para aliviar esta carga, los resultados financieros no muestran una recuperación clara, y las calificadoras de riesgo mantienen a la empresa bajo la lupa.
Críticos señalan que la reestructura podría ser un movimiento cosmético que no aborda problemas estructurales como la alta carga fiscal, la dependencia de subsidios gubernamentales y la falta de inversión en tecnología. Mientras Pemex promete un futuro más eficiente, el panorama financiero y operativo sigue siendo incierto, con una empresa que lucha por mantenerse a flote en un sector cada vez más competitivo.
La reestructura también ha generado preocupación por posibles irregularidades. La salida de un funcionario que investigaba contratos sospechosos y el ascenso de figuras cuestionadas por malos resultados en el pasado han alimentado sospechas sobre la transparencia de los cambios. Por ahora, Pemex enfrenta el reto de convencer a los mexicanos de que esta reorganización no es solo un espejismo en medio de su crisis.

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Pemex anuncia reestructura millonaria: ¿salvará a la petrolera o solo es otro parche?
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