En el corazón de la Ciudad de México, miles de maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) mantienen su campamento en el Zócalo, exigiendo al gobierno federal respuestas concretas a sus demandas. Desde el 15 de mayo, los docentes han instalado casas de campaña y lonas, transformando la plaza en un símbolo de resistencia. Su lucha, que lleva semanas, no muestra señales de detenerse, a pesar de las promesas de diálogo del gobierno de Claudia Sheinbaum.
La principal exigencia de los maestros es clara: la abrogación total de la Ley del ISSSTE de 2007, que consideran lesiva para sus derechos laborales. Esta reforma, según denuncian, afecta sus pensiones al reemplazar el sistema solidario por cuentas individuales gestionadas por Afores. Los docentes también piden un aumento salarial del 100%, homologación de prestaciones y la reinstalación de profesores cesados, demandas que han repetido en cada protesta.
El campamento en el Zócalo no es solo un espacio de protesta, sino una muestra de organización. Los maestros han establecido áreas para dormir, cocinar y realizar asambleas, manteniendo la plaza ocupada día y noche. A pesar de las inclemencias del clima, desde lluvias hasta calor intenso, los docentes permanecen firmes, con víveres y apoyo de diversas secciones de la CNTE que llegan desde estados como Oaxaca, Guerrero y Chiapas.
El gobierno federal, encabezado por Claudia Sheinbaum, ha intentado apaciguar las tensiones con promesas de diálogo y algunas concesiones, como el retiro de una iniciativa de reforma al ISSSTE en marzo. Sin embargo, los maestros consideran estas medidas insuficientes. La CNTE acusa a la administración de Morena de no abordar el fondo de sus demandas, lo que ha intensificado las movilizaciones y bloqueos en la capital.
Las protestas no se han limitado al Zócalo. Los docentes han bloqueado avenidas clave como Paseo de la Reforma, Insurgentes y el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, causando caos vial y afectaciones a miles de ciudadanos. Estas acciones, según los líderes de la CNTE, son una respuesta a la falta de voluntad política para resolver sus demandas estructurales, como el regreso a un sistema de pensiones solidarias.
La Secretaría de Gobernación y la Secretaría de Educación Pública han reiterado su disposición al diálogo, pero los maestros desconfían. En una asamblea reciente, la Sección 22 de Oaxaca decidió mantener el plantón, a pesar de una votación previa que sugería levantarlo. Los docentes insisten en que no se moverán hasta obtener respuestas claras, lo que ha generado críticas por el impacto de sus protestas en la vida cotidiana de la capital.
El ambiente en el Zócalo es de resistencia, pero también de tensión. Los maestros han enfrentado críticas de ciudadanos y del propio gobierno, que los acusa de desestabilizar la ciudad. Sin embargo, los docentes defienden su lucha como una defensa de sus derechos y de la educación pública, argumentando que el gobierno de Morena no ha cumplido con sus promesas de justicia laboral.
Mientras el plantón continúa, la CNTE ha convocado a más secciones a unirse, lo que podría ampliar el campamento a calles aledañas. La presión sobre el gobierno crece, y la falta de acuerdos concretos mantiene este conflicto en un punto muerto. La plaza, cubierta de lonas y consignas, sigue siendo el epicentro de una batalla que no parece tener fin próximo.

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Maestros de la CNTE desafían al gobierno: su plantón en el Zócalo sigue sin fecha de retiro
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