Un escándalo internacional sacude a México y Colombia tras la revelación del presidente Gustavo Petro sobre la participación de militares colombianos activos en un ataque en Michoacán.
El pasado 29 de mayo, una mina terrestre detonó en un camino rural de Los Reyes, Michoacán, matando a ocho soldados mexicanos. El ataque, atribuido al Cártel de Los Reyes, dejó al descubierto una red transnacional que involucra a exmilitares y militares en activo de Colombia.
Las autoridades mexicanas detuvieron a 17 personas, 12 de ellas de nacionalidad colombiana, en una casa de seguridad en el municipio de Los Reyes. Entre los detenidos, según Petro, hay tres militares activos de su país, lo que ha desatado una controversia sobre la exportación de mercenarios al crimen organizado.
El Cártel de Los Reyes, aliado con el Cártel de Tepalcatepec, mantiene una violenta disputa con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) por el control del territorio michoacano. La presencia de colombianos con formación militar evidencia la creciente sofisticación de estas organizaciones criminales.
Petro denunció que estos militares, al servicio de lo que llamó “la junta del narcotráfico”, forman parte de una red que opera en México, contratada para perpetrar actos de violencia. Esta declaración pone en entredicho los controles internos del ejército colombiano.
La mina, conocida como “narcomina”, fue fabricada con conocimientos especializados, lo que llevó a las autoridades a investigar si los detenidos recibieron entrenamiento militar o policial en Colombia. Los explosivos utilizados son similares a los empleados en conflictos armados en ese país.
El gobierno mexicano ha intensificado los operativos en la región, pero la violencia no cede. Michoacán, asolado por cárteles que disputan el tráfico de drogas, extorsión y secuestro, suma este nuevo capítulo a una crisis de seguridad que parece fuera de control.
La colaboración entre cárteles mexicanos y mercenarios extranjeros pone en evidencia la incapacidad de las autoridades para frenar la escalada de violencia. Los enfrentamientos en la zona han dejado decenas de muertos en los últimos meses, incluyendo civiles y elementos de seguridad.
La declaración de Petro también apunta a una red internacional de narcotráfico que trasciende fronteras, conectando a grupos criminales de México y Colombia en una alianza letal.
Este caso expone la fragilidad de la seguridad en México y la necesidad de una respuesta coordinada entre ambos países para desmantelar estas redes que alimentan el crimen organizado.

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La mafia extiende sus redes: Militares colombianos activos operan con cárteles en Michoacán
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