El presidente de Colombia, Gustavo Petro, confirmó que los 12 colombianos detenidos por el ataque con una mina terrestre en Michoacán, que dejó ocho militares mexicanos muertos, son exmilitares. La declaración, hecha durante una alocución televisiva, corrigió versiones iniciales que sugerían la participación de militares activos. Petro señaló que estos exmilitares fueron reclutados por el Cártel de Los Reyes, una organización criminal que opera en la región, para enfrentarse al Estado mexicano.
El ataque ocurrió el 27 de mayo en la comunidad de El Santuario, en el municipio de Los Reyes, Michoacán, cerca de los límites con Jalisco. Un convoy del Ejército Mexicano y la Guardia Nacional patrullaba una zona rural cuando un artefacto explosivo improvisado, oculto en un camino de terracería, detonó al paso de un vehículo blindado tipo SandCat. La explosión destruyó la unidad y causó la muerte de seis militares inicialmente, aunque dos más fallecieron después debido a la gravedad de sus heridas.
La Cancillería colombiana precisó que 11 de los 12 detenidos son exmilitares, contradiciendo la afirmación inicial de Petro sobre la posible participación de militares activos. Las autoridades mexicanas capturaron a 17 personas en total, 12 de ellas de nacionalidad colombiana, en un operativo liderado por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Durante la operación se decomisaron armas, explosivos, placas balísticas y vehículos, vinculados al Cártel de Los Reyes.
Petro denunció que el reclutamiento de exmilitares colombianos por cárteles mexicanos representa una forma de mercenarismo que debería ser castigada con penas severas en Colombia. Según el presidente, estas redes criminales internacionales aprovechan la experiencia militar de los exuniformados, quienes son contratados bajo engaños, como falsas ofertas de trabajo en seguridad privada, para integrarse a grupos delictivos.
El Cártel de Los Reyes, que opera en Michoacán, es uno de varios grupos criminales que disputan el control territorial en la región, junto con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), Cárteles Unidos y células de La Nueva Familia Michoacana. Esta competencia ha intensificado la violencia en municipios como Aguililla, Tepalcatepec y Los Reyes, donde el uso de minas terrestres y explosivos improvisados se ha vuelto una táctica común.
La Cancillería colombiana expresó sus condolencias por la muerte de los militares mexicanos y aseguró que los detenidos recibirán atención consular para garantizar sus derechos. Además, hizo un llamado a fortalecer la cooperación judicial entre México y Colombia para combatir las redes criminales transnacionales. El embajador colombiano en México, Fernando García, destacó que estos hechos afectan las negociaciones para reducir las inadmisiones de colombianos en aeropuertos mexicanos.
La presencia de exmilitares colombianos en actividades criminales no es nueva. En 2021, 17 exmilitares de este país fueron implicados en el asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse, lo que generó un escándalo internacional. En Michoacán, los cárteles han recurrido cada vez más a estos exuniformados por su experiencia en manejo de explosivos y tácticas militares, lo que agrava la situación de inseguridad en la región.
El ataque en Michoacán pone de manifiesto la creciente sofisticación de los grupos criminales, que no solo emplean armamento avanzado, sino que también reclutan a personas con entrenamiento militar. Las autoridades mexicanas han reportado un aumento en el decomiso de explosivos, con más de 1,200 artefactos asegurados en el país durante los primeros meses de 2025, un tercio de ellos en Michoacán.
Este incidente ha generado preocupación en ambos países. Mientras México refuerza sus operativos contra el crimen organizado, Colombia busca mecanismos legales para frenar el mercenarismo. Petro enfatizó que su gobierno trabaja en un proyecto de ley para castigar estas prácticas, que considera una traición a la patria.
La violencia en Michoacán sigue siendo un desafío para las autoridades, con enfrentamientos constantes entre cárteles y fuerzas de seguridad. La participación de exmilitares extranjeros en estos conflictos añade una capa de complejidad, evidenciando la necesidad de una respuesta coordinada entre naciones para enfrentar el crimen transnacional.