México enfrenta un preocupante brote de sarampión que ha encendido las alertas sanitarias. En lo que va de 2025, la Secretaría de Salud ha confirmado un total de 1,926 casos en 17 estados del país. La situación es particularmente grave en Chihuahua, donde se han registrado 1,803 contagios, lo que representa más del 90% del total nacional. Este resurgimiento de una enfermedad que se creía casi erradicada pone en evidencia serios problemas en la cobertura de vacunación.
Chihuahua se mantiene como el epicentro del brote, con un aumento constante de casos que no da tregua. Las autoridades han reportado que la mayoría de los infectados no contaban con antecedentes de vacunación, lo que señala una alarmante falla en las campañas de inmunización. La falta de acción efectiva para garantizar la vacunación masiva ha permitido que el virus se propague rápidamente en la región.
Sonora y Zacatecas también han reportado casos, aunque en menor medida, con 52 y 17 contagios respectivamente. Sin embargo, la situación en Chihuahua es crítica, con reportes de al menos cinco defunciones, incluyendo la de una niña de dos años que no estaba vacunada. Estas tragedias resaltan la urgencia de abordar la crisis con medidas contundentes y efectivas.
El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Ramiro López Elizalde, ha destacado que el sarampión es altamente contagioso, con una probabilidad de infección de entre el 90% y 95% para personas no vacunadas expuestas al virus. La Secretaría de Salud ha insistido en que la vacunación es la mejor herramienta para prevenir la enfermedad, pero las cifras sugieren que las estrategias actuales no están funcionando como deberían.
A pesar de los esfuerzos por contener el brote, las autoridades han aplicado 599,567 dosis de vacunas entre abril y mayo de 2025. Sin embargo, la persistencia de nuevos casos indica que estas medidas no han sido suficientes. La falta de un plan integral para llegar a todas las comunidades, especialmente en zonas vulnerables, sigue siendo un obstáculo evidente.
El origen del brote en Chihuahua se ha relacionado con personas no vacunadas que viajaron a Texas, donde también se reporta un aumento de casos. Este vínculo transfronterizo complica aún más el control de la enfermedad, ya que la movilidad poblacional sin controles sanitarios adecuados facilita la propagación del virus. La situación exige una coordinación más efectiva entre autoridades mexicanas y estadounidenses.
Expertos en salud pública han señalado que el resurgimiento del sarampión no es un problema aislado. Factores como la disminución en las tasas de vacunación, la desinformación sobre las vacunas y la falta de campañas educativas han contribuido a esta crisis. La Secretaría de Salud ha intentado implementar cercos epidemiológicos y bloqueos vacunales, pero los resultados hasta ahora son insuficientes.
La población de Chihuahua vive con preocupación el aumento de casos, especialmente en municipios como Cuauhtémoc, donde se han registrado brotes significativos. Las autoridades locales han exhortado a los ciudadanos a acudir a los centros de salud para vacunarse, pero la respuesta ha sido limitada, lo que agrava aún más la situación.
Mientras tanto, el gobierno federal ha destacado que las decisiones para combatir el brote están basadas en un enfoque científico y metodológico. Sin embargo, la realidad en los números cuenta una historia diferente: el sistema de salud no ha logrado contener la propagación del virus, y la población no vacunada sigue en riesgo.
El brote de sarampión en México es un recordatorio de la importancia de la vacunación y de la necesidad de fortalecer el sistema de salud pública. La crisis en Chihuahua pone en evidencia las consecuencias de no actuar a tiempo, dejando a miles de personas vulnerables ante una enfermedad prevenible.