La noche del domingo 1 de junio, el municipio de Tuxtilla, en Veracruz, se convirtió en escenario de caos y violencia. Pobladores furiosos, inconformes con los resultados preliminares de las elecciones municipales, incendiaron urnas electorales y prendieron fuego al palacio municipal. Este estallido ocurrió tras acusaciones de irregularidades en el proceso electoral, marcando un nuevo episodio de tensión en la región.
Alrededor de las 9 de la noche, más de un centenar de simpatizantes de diversos partidos políticos se reunieron frente al palacio municipal. Exigían transparencia en el conteo de votos, denunciando un supuesto fraude orquestado por el exalcalde Froylán Estrada Rendón, acusado de mantener un cacicazgo en la zona. La situación escaló rápidamente, y los manifestantes, fuera de control, comenzaron a destruir material electoral.
El ambiente en Tuxtilla ya estaba caldeado desde horas antes. A las 21 horas, se reportaron detonaciones de armas de fuego, lo que incrementó la tensión entre los presentes. Los inconformes, provenientes de distintas fuerzas políticas, señalaron prácticas como la compra de votos y la imposición de candidaturas ligadas al exalcalde. Estas acusaciones desataron la furia que llevó al incendio del edificio municipal.
Elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado intentaron contener a la muchedumbre, pero su presencia fue insuficiente. Las llamas consumieron tanto las urnas como parte del palacio municipal, dejando daños materiales significativos. A pesar de la gravedad de los disturbios, las autoridades informaron que no hubo personas lesionadas durante los enfrentamientos.
El Organismo Público Local Electoral de Veracruz confirmó que el conteo preliminar de votos en Tuxtilla no había iniciado debido a los disturbios. Mientras el resto del estado avanzaba con un 87.7% de las actas computadas, este municipio quedó paralizado, sin resultados oficiales. La quema de urnas ha complicado aún más la posibilidad de esclarecer los resultados electorales.
Según reportes, los manifestantes apuntaron directamente a la candidata de la alianza Morena-Partido Verde, Bertha Reyes, quien habría obtenido 981 votos frente a los 756 del candidato del PRI, Armando Rendón Cházaro. La diferencia de 225 votos fue suficiente para encender las protestas, con pobladores exigiendo la anulación de la elección.
Este no es un caso aislado en Veracruz. Durante la jornada electoral, otros municipios como Naranjal, Atoyac, Acatlán y Hidalgotitlán también reportaron incidentes violentos, desde retención de funcionarios hasta destrucción de material electoral. Estas acciones reflejan un clima de desconfianza y polarización en el estado.
La gobernadora Rocío Nahle fue señalada por los inconformes, quienes pidieron su intervención para atender las denuncias de irregularidades. Sin embargo, hasta el momento, las autoridades locales no han emitido una respuesta clara sobre las medidas a tomar en Tuxtilla. La situación sigue siendo delicada, con un municipio sumido en el desorden.
La quema del palacio municipal y las urnas en Tuxtilla pone en evidencia los problemas estructurales en los procesos electorales de la región. Las acusaciones de cacicazgo y falta de transparencia alimentan la indignación de la ciudadanía. Este incidente se suma a una jornada electoral marcada por la violencia en varios puntos de Veracruz.
Mientras las autoridades intentan restablecer el orden, el futuro de la elección en Tuxtilla permanece incierto. Los daños al palacio municipal y la pérdida de material electoral podrían derivar en la anulación del proceso, dejando a este municipio en un limbo político. La tensión en Veracruz no cede, y la ciudadanía espera respuestas ante un proceso electoral empañado por el caos.

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Violencia desatada en Tuxtilla: queman urnas y el palacio municipal por presunto fraude electoral
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