Una peligrosa organización criminal venezolana, el Tren de Aragua, ha encendido las alarmas en la Ciudad de México. Este grupo, conocido por su violencia extrema, está disputando el control de tres alcaldías clave: Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo y Gustavo A. Madero. Su objetivo es apoderarse de actividades ilícitas como el narcotráfico y la trata de personas, enfrentándose directamente a bandas locales como La Unión Tepito y la Antiunión.
El Tren de Aragua, surgido en las cárceles de Venezuela, ha expandido su influencia a varios países de América Latina, y México no es la excepción. En la capital, esta banda ha encontrado un terreno fértil para operar, especialmente en el negocio de la explotación sexual y la venta de drogas. Las autoridades han identificado su presencia en al menos 10 colonias, incluyendo San Rafael, Centro, Álamos y Santa María la Ribera.
La violencia desatada por esta lucha de poder ha dejado un rastro de sangre. Un ejemplo claro es el enfrentamiento ocurrido en un bar de la alcaldía Cuauhtémoc, donde presuntos miembros del Tren de Aragua y la Antiunión se enfrentaron a balazos. El saldo: dos muertos y tres heridos. Este incidente, ocurrido en mayo de 2025, puso en evidencia la creciente audacia de estas organizaciones criminales.
Las autoridades mexicanas han señalado que el Tren de Aragua no opera solo. Para consolidar su presencia, colabora con grupos locales, pero también ha generado fricciones al intentar desplazar a bandas establecidas como La Unión Tepito. Esta rivalidad ha incrementado la inseguridad en zonas céntricas de la ciudad, afectando a comerciantes y residentes que viven bajo la amenaza constante de extorsiones y violencia.
Un caso que estremeció a la opinión pública fue el doble feminicidio de Stephanie y Susej, dos jóvenes venezolanas asesinadas en julio de 2024 en Tlalpan. Las investigaciones apuntan a que fueron víctimas de esta banda, que las habría obligado a trabajar en la prostitución bajo amenazas y deudas impagables. Este crimen visibilizó la crueldad con la que opera el Tren de Aragua en México.
La respuesta del gobierno ha sido insuficiente para contener esta ola de violencia. Aunque se han realizado detenciones, como la de Euclides Arias, alias “El Morgan”, líder de una célula del Tren de Aragua, las operaciones de la banda no se detienen. Las autoridades han decomisado drogas y armas, pero los enfrentamientos entre grupos criminales persisten, dejando a la ciudadanía en un estado de zozobra.
La expansión del Tren de Aragua no se limita a la Ciudad de México. Reportes indican que ya opera en seis estados del país, incluyendo Hidalgo, Puebla y Chihuahua. En la frontera con Estados Unidos, compite con cárteles mexicanos por el control del tráfico de personas, aprovechando la vulnerabilidad de los migrantes que buscan llegar al vecino país.
Los habitantes de las alcaldías afectadas han expresado su hartazgo. En Cuauhtémoc, por ejemplo, vecinos denuncian extorsiones y la presencia de falsos empleados de programas sociales que intimidan a la población. La sensación de inseguridad se agrava ante la aparente incapacidad de las autoridades para desmantelar estas redes criminales.
La situación ha llamado la atención incluso a nivel internacional. Estados Unidos ha designado al Tren de Aragua como una organización criminal transnacional, y países como Colombia y Chile también luchan contra su expansión. En México, el desafío es claro: frenar a esta banda antes de que consolide aún más su poder en el corazón de la capital.
Mientras tanto, la vida en las colonias afectadas se vuelve cada día más tensa. Los enfrentamientos entre el Tren de Aragua, La Unión Tepito y la Antiunión no solo representan una lucha por territorio, sino un recordatorio de los vacíos de seguridad que persisten en la Ciudad de México. La población espera respuestas efectivas, pero el panorama sigue siendo incierto.