Este lunes, las calles del centro de la Ciudad de México se llenaron de voces exigiendo justicia. Personas dedicadas al trabajo sexual marcharon con fuerza para demandar el reconocimiento legal de su labor, acceso a seguridad social y el fin de la violencia que enfrentan diariamente. La protesta, realizada en el marco del Día Internacional de la Trabajadora Sexual, marcó un hito al conmemorar 50 años de la histórica manifestación de 1975 en Francia, cuando mujeres ocuparon una iglesia para visibilizar sus demandas.
El contingente, compuesto principalmente por mujeres, recorrió las principales avenidas del primer cuadro de la capital. Las manifestantes, convocadas por organizaciones como la Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer, el Centro de Atención a las Identidades Trans y la Alianza Mexicana de Trabajadores Sexuales, dejaron un mensaje claro en las calles. En la avenida Paseo de la Reforma, una fuente amaneció con pintas que decían: “Claudia, no llegamos todas. Faltamos las putas”, una crítica directa a la presidenta Claudia Sheinbaum y su conocida frase sobre inclusión.
La violencia y el estigma son una constante para quienes ejercen el trabajo sexual. Sarah, una joven de 20 años que lleva desde los 13 en esta labor, relató las dificultades que enfrenta. Ha sido víctima de múltiples formas de violencia, incluyendo la negación de acceso a servicios de salud y multas arbitrarias por parte de la policía solo por estar en la calle. Sus palabras reflejan una realidad cruda: los derechos humanos de las trabajadoras sexuales son ignorados sistemáticamente.
En México, se estima que entre 500 mil y 800 mil personas se dedican al trabajo sexual, de las cuales el 90 por ciento son mujeres, según datos de la Brigada Callejera. En la Ciudad de México, alrededor de 15 mil 200 trabajadoras sexuales enfrentan condiciones de vulnerabilidad extrema. La falta de reconocimiento legal de su labor las deja expuestas a abusos, extorsiones y agresiones que, en muchos casos, quedan impunes.
La marcha también sirvió para visibilizar la diversidad dentro del trabajo sexual. No solo se trata de quienes trabajan en la vía pública, sino también de personas que laboran en la virtualidad, en la industria del entretenimiento para adultos o en bares. Sin embargo, todas comparten un enemigo común: el estigma social que las segrega y les niega derechos básicos. Los manifestantes urgieron al gobierno a implementar políticas públicas que garanticen su seguridad y acceso a servicios esenciales.
Las organizaciones convocantes, como el colectivo Hombres que Ejercen el Trabajo Sexual y Lleca – Escuchando la calle, destacaron la importancia de tomar el espacio público. “Muchas veces somos segregados del espacio público, y hoy salimos a reclamar lo que nos pertenece”, afirmó un activista de la Alianza Mexicana de Trabajadores Sexuales. La consigna es clara: el trabajo sexual es una labor legítima que merece respeto y protección.
La protesta no solo fue un grito contra la violencia, sino también un recordatorio de las deudas pendientes del gobierno. Las trabajadoras sexuales denunciaron que los asesinatos de sus compañeras, muchos de ellos feminicidios y transfeminicidios, permanecen en la impunidad. La falta de acción de las autoridades agrava su vulnerabilidad, dejando un panorama desolador para quienes buscan vivir con dignidad.
Este 2 de junio, la marcha en la Ciudad de México se convirtió en un símbolo de resistencia. Las trabajadoras sexuales no solo exigieron derechos laborales, sino también un cambio profundo en la forma en que la sociedad y el gobierno las perciben. Su lucha es por el reconocimiento, la seguridad y la justicia, en un país donde su voz sigue siendo marginada.

Imagen generada por IA con fines informativos o representativos. Digital Plural se deslinda de cualquier uso o interpretación.
Trabajadoras sexuales toman las calles de la CDMX para exigir derechos y justicia
Compartir: