El municipio de San Pedro Garza García, en Nuevo León, ha concluido la remoción de los bolardos instalados en la zona del Casco Urbano, un proyecto que desde su inicio generó controversia entre los habitantes.
La decisión, liderada por el alcalde Mauricio Fernández, responde a las críticas de los ciudadanos y a las dificultades prácticas que los bolardos representaban. Según el ayuntamiento, estos postes obstaculizaban el acceso de servicios de emergencia, como ambulancias y bomberos, en una de las zonas más transitadas del municipio.
Desde octubre de 2024, Fernández había expresado su intención de eliminar los bolardos, argumentando que daban un mal aspecto al entorno urbano y complicaban la movilidad. El proceso comenzó tras un dictamen técnico que identificó cerca de 2 mil bolardos instalados, muchos de los cuales no tenían una justificación clara.
El secretario de Servicios Públicos, Miguel Ávila Jaime, señaló que los bolardos dificultaban maniobras en situaciones críticas, incluso requiriendo grúas para resolver emergencias. En algunos casos, las unidades de seguridad y rescate enfrentaron retrasos significativos debido a estas estructuras.
La remoción se llevó a cabo tras obtener la aprobación de la Auditoría Superior de la Federación, asegurando que el proceso cumpliera con las normativas de obra pública. Hasta el momento, se han retirado la totalidad de los bolardos, marcando el fin de una iniciativa que muchos consideraron innecesaria.
El alcalde Fernández también propuso reemplazar los bolardos con jardineras, buscando un equilibrio entre la protección peatonal y una estética más agradable. Esta medida, según el edil, responde a las demandas de los sampetrinos, quienes desde la campaña exigían cambios en la infraestructura urbana.
La controversia en torno a los bolardos no es un caso aislado. Durante la administración anterior, encabezada por Miguel Treviño, se implementaron proyectos que generaron críticas, como el fallido Plan Parcial de Desarrollo Urbano del Casco, cancelado por Fernández en octubre de 2024.
Con esta acción, el gobierno municipal busca mejorar la movilidad y la imagen del Casco Urbano, una de las zonas más emblemáticas de San Pedro. Los habitantes esperan que estas modificaciones faciliten el tránsito y den un nuevo aire al corazón del municipio.
La remoción de los bolardos ha sido bien recibida por los vecinos, quienes desde hace meses expresaban su descontento con las trabas que representaban. Sin embargo, algunos piden que las nuevas jardineras sean bien planeadas para evitar problemas similares en el futuro.
San Pedro Garza García continúa trabajando en ajustes urbanos para responder a las necesidades de sus ciudadanos, mientras el debate sobre la planificación de la ciudad sigue en el centro de la conversación pública.