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Los aranceles de Trump: un golpe al comercio que México no se quedará cruzado de brazos

Donald Trump ha vuelto a encender la polémica con su decisión de imponer aranceles del 25% a las importaciones de México y Canadá, una medida que entró en vigor el 4 de marzo de 2025. Esta acción, que también incluye un 10% adicional a productos chinos, busca presionar a los países vecinos en temas de comercio y migración. Sin embargo, la respuesta no se ha hecho esperar, y México ya prepara un contraataque económico.
La presidenta Claudia Sheinbaum, desde su conferencia matutina, anunció un “Plan B” para enfrentar esta crisis comercial. Sin dar detalles completos, dejó claro que México no busca la confrontación, sino una colaboración con sus socios del T-MEC. Sus palabras intentan proyectar calma, pero la tensión es evidente: el gobierno morenista enfrenta un desafío económico que podría golpear duramente a la industria mexicana.
Los aranceles, según expertos, amenazan con desacelerar la economía mexicana, especialmente en estados fronterizos como Chihuahua, Baja California y Nuevo León, donde las exportaciones a Estados Unidos son un pilar clave. La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) ha advertido que la falta de una estrategia integral podría agravar la situación, afectando empleos y el dinamismo económico.
El impacto ya se siente en los mercados. El peso mexicano se debilitó un 2.2% tras el anuncio, superando la barrera psicológica de 21 pesos por dólar, algo no visto desde julio de 2022. Esta depreciación refleja la incertidumbre de los inversionistas ante la guerra comercial desatada por Trump, quien parece dispuesto a cumplir sus promesas proteccionistas sin titubear.
Canadá y China también han respondido con medidas recíprocas, aplicando aranceles a productos estadounidenses. México, aunque aún no ha anunciado represalias específicas, está bajo presión para responder con fuerza. Analistas sugieren que cualquier contraarancel podría escalar el conflicto, afectando a consumidores y empresas en ambos lados de la frontera.
Trump, por su parte, ha reconocido que su política arancelaria podría causar “cierto dolor” económico en Estados Unidos, pero insiste en que el precio vale la pena para proteger los intereses de su país. Esta postura ha generado críticas, incluso dentro de su propio territorio, donde la bolsa registró caídas significativas tras la implementación de las medidas.
La reacción internacional no se ha limitado a los gobiernos. Organismos como el Consejo Nacional de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación (Index) han respaldado al gobierno mexicano, exigiendo una defensa firme del T-MEC. Sin embargo, la incertidumbre persiste: ¿podrá México negociar una salida sin sacrificar su economía?
La imposición de estos aranceles ha desatado una guerra comercial que pone en jaque el comercio regional. Mientras Trump busca forzar acuerdos a su favor, México enfrenta el reto de proteger su economía sin caer en provocaciones. La próxima jugada de Sheinbaum será clave para definir el rumbo de esta crisis.
Curiosamente, Trump dio un paso atrás días después, suspendiendo temporalmente los aranceles sobre bienes del T-MEC tras la conmoción en los mercados. Esta decisión, aunque alivia la presión momentáneamente, no garantiza una solución definitiva. La volatilidad económica sigue siendo una amenaza latente para México.
El panorama es complejo. Los aranceles de Trump no solo afectan el comercio, sino que reconfiguran las relaciones económicas globales. México, en el centro de esta tormenta, debe actuar con inteligencia para evitar un daño mayor. La pregunta sigue en el aire: ¿logrará el gobierno morenista capotear esta crisis sin ceder terreno?

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