La Ciudad de México amaneció sumida en el desorden tras las intensas lluvias de la noche del lunes 2 de junio, que dejaron un rastro de inundaciones y afectaciones graves en la movilidad urbana. Calles anegadas, transporte público colapsado y una respuesta gubernamental insuficiente marcaron el inicio de este martes, complicando la vida de millones de capitalinos.
El desbordamiento del Río de la Piedad y la inundación en avenidas clave como Viaducto y Calzada Ignacio Zaragoza evidencian la falta de preparación de las autoridades ante fenómenos climáticos cada vez más frecuentes. La Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil reportó al menos 92 incidentes relacionados con las lluvias, incluyendo el colapso de una fachada en la colonia Roma, lo que pone en evidencia la fragilidad de la infraestructura urbana.
El Sistema de Transporte Colectivo Metro, uno de los pilares de la movilidad en la capital, sufrió un duro golpe. La Línea A suspendió completamente su servicio debido a las inundaciones en Calzada Zaragoza, mientras que las estaciones Coyuya e Iztacalco de la Línea 8 permanecieron cerradas. Los usuarios, atrapados en la incertidumbre, enfrentaron retrasos y caos en sus traslados diarios.
Otras vialidades afectadas incluyen Francisco del Paso, La Balvanera, Anillo Periférico y Gran Canal, donde el agua estancada imposibilitó el paso de vehículos. En Iztapalapa, una de las alcaldías más golpeadas, el gobierno local no garantizó la reanudación normal del servicio de transporte, dejando a miles de personas sin opciones viables para trasladarse.
Adrián Rubalcava, director del Metro, anunció la creación de una mesa de trabajo para atender la crisis, pero las acciones tomadas durante la madrugada no fueron suficientes para restablecer el servicio en su totalidad. Esta situación pone en duda la capacidad de las autoridades para gestionar emergencias de esta magnitud.
La falta de mantenimiento en el sistema de drenaje y la nula planeación urbana han sido señaladas como las principales causas de estas inundaciones recurrentes. A pesar de los reportes previos sobre la necesidad de desazolve y mejoras en la infraestructura, el gobierno de la Ciudad de México parece no haber aprendido de crisis pasadas.
Los ciudadanos, una vez más, son los más afectados. Estudiantes, trabajadores y familias enteras enfrentaron horas de retrasos, condiciones peligrosas y la incertidumbre de no saber si podrán llegar a sus destinos. La movilidad en la capital, ya de por sí complicada, se vio gravemente comprometida por la inacción de las autoridades.
Mientras las lluvias continúan amenazando a la ciudad, la pregunta sigue en el aire: ¿hasta cuándo seguirá la CDMX a merced de inundaciones que podrían prevenirse? La falta de una estrategia clara y efectiva para enfrentar estos problemas climáticos pone en jaque la calidad de vida de los capitalinos.

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Lluvias desatan el caos en la CDMX: inundaciones paralizan el transporte público y exponen la ineficiencia del gobierno
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