Las fuertes lluvias del pasado lunes 2 de junio dejaron un rastro de devastación en San Mateo Atenco, Estado de México. La entrada principal al municipio amaneció bajo el agua, con calles convertidas en ríos y casas inundadas. Los barrios de San Pedro y La Concepción fueron los más afectados, sumando al menos 150 viviendas y comercios dañados por la tromba y granizada que azotó la región.
La situación ha generado temor entre los habitantes, quienes viven con la incertidumbre de nuevas inundaciones. Muchos han perdido muebles, electrodomésticos y objetos personales, mientras el agua y el lodo invaden sus hogares. La falta de medidas preventivas efectivas ha intensificado la frustración de la población, que reclama acciones urgentes a las autoridades locales y estatales.
El gobierno municipal, encabezado por la alcaldesa Ana Muñiz Neyra, enfrenta críticas por la respuesta insuficiente ante la emergencia. Aunque se han implementado algunas medidas, como el desazolve de canales, los habitantes señalan que estas acciones no son suficientes para mitigar el impacto de las lluvias atípicas que han golpeado al municipio en los últimos años.
La Comisión del Agua del Estado de México (CAEM) ha sido señalada por su lenta reacción. Vecinos han hecho un llamado desesperado para que se instalen camiones tipo Vactor y se realice una limpieza profunda del río Lerma, cuya acumulación de basura agrava las inundaciones. La falta de coordinación entre autoridades municipales y estatales ha sido un punto constante de queja.
El Ejército Mexicano ha intervenido en la zona, aplicando el Plan DN-III para apoyar a las familias afectadas. Sin embargo, la ayuda no ha sido suficiente para cubrir las necesidades de todos los damnificados. Algunos residentes han tenido que organizarse por su cuenta, utilizando costales de arena para desviar el agua o rescatando lo que pueden de sus pertenencias.
San Mateo Atenco es uno de los municipios más vulnerables a inundaciones en el Estado de México, según el Atlas de Riesgo de 2018. Su ubicación geográfica, cerca del río Lerma, y la falta de infraestructura adecuada han convertido a esta región en un punto crítico durante la temporada de lluvias. Los habitantes recuerdan que, en años anteriores, hasta 300 toneladas de basura han sido retiradas de los canales, lo que evidencia un problema estructural.
La población afectada no solo enfrenta pérdidas materiales, sino también un impacto emocional. Muchos expresan su miedo a que las lluvias continúen, ya que las autoridades no han presentado un plan integral para prevenir futuras inundaciones. La incertidumbre se agrava por la falta de albergues suficientes y la desconfianza en dejar sus hogares desprotegidos.
A pesar de los esfuerzos recientes, como la construcción de un cárcamo para bombear aguas pluviales, los resultados aún no son visibles. Los habitantes exigen una solución de fondo que incluya la limpieza permanente del río Lerma y una mejor planeación urbana. La coordinación con municipios vecinos, como Metepec y Lerma, también ha sido señalada como una necesidad urgente para evitar que el agua acumulada en otras zonas termine afectando a San Mateo Atenco.
La tragedia de estas inundaciones pone en evidencia los retos que enfrenta el municipio en materia de infraestructura y gestión de riesgos. Mientras las autoridades prometen soluciones, los ciudadanos siguen enfrentando las consecuencias de un problema que parece no tener fin. La paciencia se agota, y la demanda por acciones concretas crece día con día.
Este desastre natural no solo afecta a San Mateo Atenco, sino que refleja un problema más amplio en el Estado de México, donde las lluvias intensas han causado estragos en municipios como Chalco y Ecatepec. La falta de una estrategia integral para enfrentar la temporada de lluvias mantiene a miles de familias en una situación de vulnerabilidad constante.