La elección para presidir la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ha dado un giro inesperado con Hugo Aguilar Ortiz, un abogado de origen mixteco, liderando las preferencias electorales. Con más del 91% de los votos computados, Aguilar Ortiz acumula 5.2% de los sufragios, superando por un margen estrecho a la actual ministra Lenia Batres, quien suma 4.9%. La contienda está lejos de terminar, y el Instituto Nacional Electoral (INE) insiste en que aún no hay un ganador oficial.
Aguilar Ortiz, originario de Oaxaca y conocido por su trabajo en defensa de los derechos indígenas, se perfila como un posible presidente de la SCJN. Su candidatura ha resonado por su propuesta de una justicia más accesible y cercana a las comunidades, alejada de los formalismos excesivos. Este enfoque ha captado la atención de los votantes, en un proceso electoral que marcó un hito al ser el primero en su tipo para renovar el Poder Judicial.
Por su parte, Lenia Batres, una figura cercana al proyecto de la 4T y actual ministra de la Corte, se mantiene como una fuerte contendiente. Con una diferencia de apenas unos miles de votos, Batres podría dar la sorpresa si el conteo final le favorece. Su trayectoria y cercanía con el gobierno de Morena han generado tanto apoyo como críticas, en un contexto donde la oposición cuestiona la legitimidad del proceso.
La presidenta Claudia Sheinbaum celebró la posibilidad de que Aguilar Ortiz ocupe la presidencia de la SCJN, destacando que sería el primer indígena en el cargo desde Benito Juárez. Sin embargo, también señaló que el INE debe considerar la regla de paridad de género establecida en la Constitución, lo que podría complicar la designación final. Esta ambigüedad ha generado incertidumbre sobre quién liderará el máximo tribunal.
El INE, encabezado por Guadalupe Taddei, ha sido claro al afirmar que la presidencia se otorgará a quien obtenga la mayor cantidad de votos, conforme al Artículo 94 de la reforma judicial. Taddei desestimó las especulaciones sobre la paridad de género, asegurando que el proceso será transparente y que la decisión final recaerá en los resultados de las urnas. Sin embargo, las declaraciones de Sheinbaum han avivado el debate sobre cómo se aplicarán las reglas.
La elección judicial, realizada el 1 de junio, registró una participación ciudadana históricamente baja, con apenas un 12.1% del padrón electoral. Este dato ha sido utilizado por la oposición para cuestionar la legitimidad del proceso, argumentando que la baja afluencia refleja desinterés o desconfianza. Pese a las críticas, el gobierno defiende la elección como un paso hacia una justicia más democrática.
Aguilar Ortiz, con más de 30 años de experiencia jurídica, ha destacado por su trabajo en derechos indígenas y su participación en proyectos clave de la 4T, como las consultas para el Tren Maya y el Corredor Interoceánico. Su posible llegada a la presidencia de la SCJN representaría un cambio profundo, no solo por su origen indígena, sino por su visión de una justicia intercultural que respete la diversidad de México.
Mientras tanto, la contienda sigue abierta. Otros candidatos como Yasmín Esquivel y Loretta Ortiz también figuran en los primeros lugares, aunque con menos votos. El INE continuará con el conteo hasta el 10 de junio, y la declaratoria oficial se espera para el 15 de ese mes. La definición de quién presidirá la Corte a partir del 1 de septiembre sigue en el aire.
La oposición ya ha anunciado su intención de impugnar el proceso, argumentando irregularidades y una supuesta influencia del Ejecutivo en los resultados. Sheinbaum, por su parte, ha minimizado estas acusaciones, defendiendo la elección como un ejercicio histórico. La tensión entre los poderes y las críticas al proceso auguran un cierre polémico para esta elección.
El futuro de la Suprema Corte está en juego, y con él, la dirección del Poder Judicial en México. La posible presidencia de Hugo Aguilar Ortiz podría marcar un antes y un después, pero la última palabra la tendrán los votos y las decisiones del INE.