En un nuevo episodio de violencia que sacude a Chihuahua, dos hermanos fueron brutalmente ejecutados en un ataque armado en las inmediaciones del Río Sacramento. El hecho ocurrió la noche del domingo 1 de junio, a la altura de la calle Monte Albán, en una zona que parece no encontrar descanso ante la ola de crímenes que azota la región.
La primera víctima, identificada como Santiago Bernardo S. M., de 41 años, perdió la vida en el lugar del ataque. Según los informes, el hombre fue sorprendido por disparos de arma de fuego que acabaron con su vida de manera inmediata. La escena, marcada por la violencia, dejó consternada a la comunidad local.
El segundo hermano, Manuel Servando S. M., de 25 años, fue trasladado por personas cercanas a un domicilio en la colonia Nuevo Triunfo. A pesar de los esfuerzos, el joven no logró sobrevivir a las heridas causadas por los disparos y falleció minutos después. La tragedia golpeó doblemente a una familia que ahora enfrenta la pérdida de dos de sus seres queridos.
La Fiscalía General del Estado, a través de su Unidad de Investigación de Homicidios de la Zona Centro, ya trabaja en el caso. Las autoridades han iniciado una investigación en los entornos sociales y familiares de las víctimas, buscando esclarecer los motivos detrás de este violento ataque. Sin embargo, los detalles sobre los responsables aún no han sido revelados.
Los informes médicos confirman que ambos hermanos murieron a causa de lesiones por proyectiles de arma de fuego. Este hecho se suma a una lista creciente de ejecuciones en Chihuahua, un estado donde la inseguridad parece no dar tregua. La cercanía con la frontera y el control de rutas por parte del crimen organizado son factores que agravan la situación.
La ciudadanía, cada vez más preocupada, observa cómo los índices de violencia no disminuyen. Las autoridades locales enfrentan críticas por la aparente incapacidad para frenar esta ola de crímenes. Los habitantes de la zona exigen respuestas y acciones concretas para garantizar su seguridad.
Este doble homicidio se produce en un contexto donde Chihuahua ha sido escenario de múltiples hallazgos de fosas clandestinas y asesinatos relacionados con el crimen organizado. La región, estratégica para el narcotráfico, sigue atrapada en una espiral de violencia que no parece tener fin.
Mientras las familias de las víctimas preparan los trámites para la entrega de los cuerpos, la pregunta sigue en el aire: ¿hasta cuándo seguirá la impunidad en las calles de Chihuahua? La falta de avances visibles en las investigaciones solo aumenta la desconfianza hacia las instituciones encargadas de proteger a la población.
Este caso es un recordatorio más de la grave crisis de seguridad que enfrenta el estado. La sociedad chihuahuense, cansada de vivir con miedo, espera que las autoridades tomen medidas urgentes para devolver la paz a sus comunidades.
La investigación continúa, pero los resultados concretos aún parecen lejanos. Mientras tanto, la violencia sigue dejando su marca en las calles, y las familias lloran a sus seres queridos en un entorno donde la justicia parece ser la gran ausente.