El pasado 1 de junio de 2025, México vivió un evento histórico: las primeras elecciones para elegir a jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial por voto popular. Sin embargo, este proceso, impulsado por el gobierno de Morena, no logró captar el interés de la ciudadanía, reflejando un respaldo popular casi nulo.
La participación fue desastrosamente baja, con apenas un 13% de los ciudadanos acudiendo a las urnas. Esto contrasta con el entusiasmo que el oficialismo, liderado por Claudia Sheinbaum, mostró al promover esta reforma como un paso hacia una justicia más democrática. La realidad parece ser otra: la gente no confía en este nuevo sistema.
La reforma judicial, bandera del expresidente Andrés Manuel López Obrador, prometía limpiar un Poder Judicial supuestamente corrupto. Sin embargo, la falta de información clara y la complejidad del proceso electoral dejaron a muchos mexicanos confundidos, sin saber por quién votar o por qué hacerlo.
El Instituto Nacional Electoral (INE) enfrentó un desafío logístico sin precedentes, con más de 2,600 cargos en juego, incluyendo la renovación total de la Suprema Corte. A pesar de los esfuerzos, las boletas complicadas y la ausencia de campañas efectivas desanimaron a la población.
Críticos señalan que el proceso estuvo marcado por irregularidades, como los famosos “acordeones” con nombres de candidatos promovidos por Morena. Esto levantó sospechas sobre la transparencia de la elección, alimentando la idea de que el oficialismo buscaba controlar el Poder Judicial.
Mientras Sheinbaum celebró la jornada como un “éxito”, la baja participación sugiere un rechazo silencioso de la ciudadanía. Expertos advierten que un Poder Judicial sin legitimidad popular podría debilitar la impartición de justicia en el país.
Además, la presencia de candidatos con cuestionamientos éticos o vínculos políticos ha generado preocupación. La falta de filtros rigurosos en los comités de selección permitió que personas sin la preparación adecuada llegaran a las boletas.
El conteo de votos, que tomará hasta diez días, sigue en curso, pero los resultados preliminares no cambian el panorama: estas elecciones no lograron conectar con el pueblo. La promesa de una justicia más cercana parece, por ahora, un sueño lejano.
La pregunta que queda es si este experimento democrático fortalecerá o debilitará al Poder Judicial. Sin el respaldo de los ciudadanos, el futuro de la justicia en México enfrenta un camino incierto.

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¡Elecciones Judiciales en México: Un Proceso sin el Apoyo del Pueblo!
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