El pasado 7 de mayo, la escena del rock en Chihuahua se encendió con la presentación de dos titanes del género: Melvins y Napalm Death. El concierto, realizado en el Teatro del Pueblo, reunió a cientos de fanáticos que vibraron con la intensidad de estas bandas legendarias.
Melvins, liderados por el carismático Buzz Osborne, abrió la noche con su característico sonido que mezcla sludge, grunge y punk. Desde los primeros acordes, el público se entregó a la energía cruda de canciones como “Hooch” y “Honey Bucket”, que resonaron con fuerza en el recinto.
Por su parte, Napalm Death no se quedó atrás. Los pioneros del grindcore subieron al escenario con una furia descomunal, liderados por la voz inconfundible de Barney Greenway. Temas como “Suffer the Children” y “You Suffer” desataron un caos controlado entre los asistentes.
El evento, organizado con precisión, destacó por su excelente calidad de sonido y una producción que permitió a ambas bandas brillar. Las luces y el ambiente creado en el Teatro del Pueblo sumaron a la experiencia, haciendo de esta noche un momento inolvidable para los amantes del rock pesado.
Los fanáticos, muchos de ellos con camisetas de bandas clásicas, no dejaron de corear y moverse durante las casi tres horas de concierto. La conexión entre las bandas y el público fue inmediata, demostrando por qué Melvins y Napalm Death siguen siendo referentes en la escena underground.
Un detalle que llamó la atención fue la mezcla generacional en el público. Desde jóvenes que descubrieron a estas bandas en plataformas digitales hasta veteranos que las siguen desde los años ochenta, todos compartieron la misma pasión por el sonido crudo y directo.
La elección de Chihuahua como parada de esta gira no fue casual. La ciudad ha demostrado ser un punto clave para los eventos de rock y metal en México, con una base de seguidores leales que responde con entusiasmo a propuestas de este calibre.
El concierto también sirvió como un recordatorio del poder de la música en vivo. En un mundo dominado por lo digital, noches como esta demuestran que nada supera la experiencia de sentir la música en el cuerpo, rodeado de una comunidad unida por el mismo gusto.
Melvins y Napalm Death dejaron claro que, tras décadas de carrera, su energía y relevancia no han disminuido. Este evento no solo fue un regalo para los fans, sino una prueba de que el rock pesado sigue más vivo que nunca.
Chihuahua se despidió de estas leyendas con aplausos y gritos, esperando que pronto regresen con más de su intensidad única. La noche del 7 de mayo quedará grabada en la memoria de quienes tuvieron la suerte de estar ahí.

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Concierto épico de Melvins y Napalm Death sacude Chihuahua
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