Las fuertes lluvias del lunes por la noche dejaron un caos en la movilidad de la Ciudad de México y el Estado de México. La Línea A del Metro, que conecta Pantitlán con La Paz, suspendió su servicio en todas sus estaciones debido a severas inundaciones en Calzada Zaragoza. Las autoridades del Sistema de Transporte Colectivo reportaron que el agua acumulada alcanzó niveles críticos, impidiendo la operación de los trenes.
La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, informó que los trabajadores del Metro laboraron durante toda la noche para drenar el agua en las zonas más afectadas, como las interestaciones Pantitlán-Agrícola Oriental y Santa Marta-Los Reyes. A pesar de los esfuerzos, los espejos de agua superaron los dos metros de profundidad, complicando las labores de desazolve y retrasando la reactivación del servicio.
El impacto no se limitó al Metro. El Mexibús, que conecta diversos municipios del Estado de México con la capital, también enfrentó interrupciones. Las inundaciones generaron cortes en varias rutas, dejando a miles de usuarios varados y obligados a buscar alternativas para trasladarse. La falta de opciones inmediatas agravó la situación en una de las zonas más transitadas de la región.
En apoyo a los usuarios, la Red de Transporte de Pasajeros ofreció un servicio provisional de Santa Marta a Pantitlán. Sin embargo, esta medida resultó insuficiente para atender la alta demanda de pasajeros. Las estaciones de la Línea A, como Peñón Viejo y La Paz, permanecieron cerradas, y el servicio se limitó al tramo entre Pantitlán y Guelatao.
Las redes sociales se llenaron de quejas de los usuarios, quienes reportaron esperas de hasta 15 minutos para abordar un tren en otras líneas afectadas, como la 3, 8, B, 6 y 7. La saturación en estaciones clave como Pantitlán y Tacuba evidenció la fragilidad del sistema de transporte ante condiciones climáticas adversas.
La falta de acción previa para prevenir inundaciones ha generado críticas hacia las autoridades. Usuarios señalaron que las labores de mantenimiento en el Metro y las vialidades no fueron suficientes para evitar el colapso. La negligencia en el desazolve de drenajes y la falta de infraestructura adecuada fueron puntos recurrentes en las denuncias ciudadanas.
En el caso del Mexibús, los cortes en el servicio se sumaron a los problemas de movilidad en el oriente del Estado de México. Municipios como Chimalhuacán y Nezahualcóyotl, que dependen de este sistema, enfrentaron complicaciones adicionales para conectar con la Ciudad de México. La situación obligó a muchos a recurrir a transportes alternativos, como combis y taxis, que también se vieron afectados por el tráfico.
El gobierno de Clara Brugada aseguró que se trabaja a marchas forzadas para restablecer el servicio en su totalidad. Sin embargo, no se ha proporcionado una fecha exacta para la reapertura de la Línea A. Mientras tanto, los usuarios deben planear rutas alternas y anticiparse a posibles retrasos en sus trayectos diarios.
Este nuevo episodio de inundaciones pone en evidencia los retos que enfrentan la Ciudad de México y el Estado de México en materia de infraestructura. La falta de soluciones efectivas para prevenir el impacto de las lluvias sigue afectando a miles de personas que dependen del transporte público para sus actividades cotidianas.
La movilidad en la zona oriente de la capital y sus alrededores seguirá comprometida hasta que las autoridades logren controlar las inundaciones. Por ahora, los ciudadanos enfrentan un panorama de incertidumbre, con sistemas de transporte colapsados y pocas alternativas viables a la vista.

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Caos en Pantitlán: Inundaciones paralizan Línea A del Metro y afectan al Mexibús
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