Arístides Rodrigo Guerrero García se ha posicionado como uno de los candidatos más destacados para ocupar un lugar en la Suprema Corte de Justicia de la Nación en las elecciones judiciales del 1 de junio de 2025. Su trayectoria como académico y defensor de los derechos humanos lo ha convertido en una figura que genera tanto interés como controversia en el panorama político mexicano. Con un enfoque innovador, Guerrero García promete llevar la justicia al ámbito digital, pero su cercanía con Morena ha levantado cuestionamientos sobre su imparcialidad.
Con un doctorado en Derecho por la UNAM, donde también imparte clases de Derecho Constitucional, Guerrero García ha construido una sólida carrera académica. Su formación incluye un Máster en Derecho Parlamentario por la Universidad Complutense de Madrid y especializaciones en protección de datos e inteligencia artificial. Estas credenciales lo presentan como un candidato preparado para enfrentar los retos del sistema judicial en la era tecnológica, aunque algunos críticos dudan de su capacidad para mantenerse independiente.
Su paso como comisionado presidente del Instituto de Transparencia, Acceso a la Información Pública, Protección de Datos Personales y Rendición de Cuentas de la Ciudad de México (INFO CDMX) entre 2021 y 2024 marcó un hito en su carrera. Durante su gestión, promovió la transparencia y el uso de herramientas digitales para acercar la información a los ciudadanos. Sin embargo, su salida anticipada del cargo para postularse a la Suprema Corte ha sido vista por algunos como una movida política más que un compromiso con la justicia.
Guerrero García ha destacado por su propuesta de integrar la inteligencia artificial en la impartición de justicia. En conferencias recientes, como la impartida en la Universidad Hipócrates, explicó cómo estas tecnologías pueden agilizar procesos judiciales y garantizar mayor acceso a la justicia. Aunque su visión es innovadora, hay quienes advierten que la implementación de estas herramientas podría generar riesgos en la protección de datos personales, un tema en el que él mismo es experto.
La campaña de Guerrero García no ha estado exenta de polémica. Su video promocional, donde se autoproclama “más preparado que un chicharrón”, se volvió viral, pero también generó críticas por su tono desenfadado en un proceso tan serio como la elección de un ministro. Mientras algunos lo ven como un intento de conectar con las nuevas generaciones, otros lo consideran una falta de respeto a la solemnidad del cargo al que aspira.
Su respaldo por parte del Poder Ejecutivo, controlado por Morena, ha encendido las alarmas entre quienes temen una Suprema Corte alineada con el gobierno. La designación de candidatos cercanos al partido en el poder ha sido un punto de fricción en el proceso electoral judicial, y Guerrero García no escapa a este escrutinio. Sus propuestas, aunque ambiciosas, son vistas por algunos como una extensión de la agenda política de Morena.
En el ámbito de los derechos humanos, Guerrero García ha defendido la importancia de proteger la privacidad en el entorno digital. Su experiencia en el INFO CDMX le permitió impulsar iniciativas para fortalecer la rendición de cuentas, pero sus detractores argumentan que su gestión no fue suficientemente transformadora. La pregunta sigue siendo si podrá trasladar estas ideas al ámbito de la Suprema Corte sin caer en conflictos de interés.
El próximo 1 de junio, los mexicanos decidirán si Guerrero García ocupará un lugar en la Suprema Corte. Su número 48 en la boleta morada lo identifica como un candidato que combina experiencia académica con un enfoque moderno, pero también como una figura que despierta sospechas por su cercanía con el poder. La elección será un reflejo de cómo los ciudadanos perciben su propuesta y su capacidad para garantizar una justicia imparcial.
A medida que se acerca la fecha, el debate sobre su candidatura no hace más que intensificarse. ¿Es Guerrero García el innovador que el sistema judicial necesita o un candidato más que responde a los intereses del gobierno? Su trayectoria lo respalda, pero las dudas sobre su independencia persisten en un proceso electoral que marcará el rumbo de la justicia en México.