El dengue, una enfermedad viral que se propaga sin freno en México, está causando alarma entre las autoridades sanitarias. Transmitido por la picadura del mosquito Aedes aegypti, este padecimiento afecta a personas de todas las edades y ha registrado un aumento preocupante en 2025. Según datos oficiales, en lo que va del año se han confirmado miles de casos, con un impacto severo en estados como Jalisco, Veracruz, Michoacán, Guerrero y Tamaulipas.
La Secretaría de Salud reporta que hasta el 3 de junio de 2025, México acumula 1,781 casos de dengue no grave, 1,921 con signos de alarma y 155 casos graves. Lo más alarmante es que se han registrado 18 defunciones, un número que refleja la gravedad de la situación. Las autoridades sanitarias han encendido las alertas, pero las medidas para contener la propagación parecen insuficientes frente a la magnitud del problema.
El mosquito Aedes aegypti, principal responsable de la transmisión, encuentra en los climas cálidos y húmedos el ambiente perfecto para reproducirse. Este insecto, de color negro con franjas blancas, deposita sus huevos en cualquier recipiente con agua estancada, desde llantas viejas hasta floreros. Una vez infectado al picar a una persona enferma, el mosquito puede transmitir el virus a múltiples personas, lo que acelera los brotes en zonas urbanas.
Los síntomas del dengue van desde fiebre alta, dolores musculares y de cabeza hasta náuseas y erupciones cutáneas. En casos graves, puede evolucionar a dengue hemorrágico, con sangrados, dolor abdominal intenso y riesgo de muerte si no se atiende a tiempo. La Secretaría de Salud insiste en que ante los primeros síntomas, como fiebre de menos de siete días, es crucial buscar atención médica inmediata para evitar complicaciones.
A pesar de los esfuerzos, el control del dengue enfrenta serios obstáculos. La eliminación de criaderos de mosquitos, como depósitos de agua en desuso, es la principal estrategia de prevención. Sin embargo, en regiones afectadas por desastres naturales, como Guerrero tras el huracán Otis en 2023, los escombros y el agua acumulada han multiplicado los focos de reproducción del mosquito, agravando la crisis.
El gobierno federal ha informado que se trabaja en el desarrollo de una vacuna contra el dengue, pero hasta ahora no hay una solución definitiva. La vacuna incorporada al Sistema Único de Salud en 2024 se aplica de manera limitada, enfocada en niños de 10 a 14 años en municipios seleccionados. Esto deja a gran parte de la población vulnerable, especialmente en zonas donde el mosquito prolifera sin control.
La Organización Panamericana de la Salud ha señalado que el dengue es un problema creciente en América Latina, con millones de casos en los últimos años. México no es la excepción, y la combinación de factores como el cambio climático y el fenómeno de El Niño ha creado condiciones ideales para la expansión del mosquito. Las autoridades piden a la población protegerse con repelentes y eliminar cualquier objeto que pueda acumular agua.
La situación es crítica, y la falta de una estrategia integral para combatir al mosquito transmisor genera incertidumbre. En estados como Guerrero, donde los casos se han multiplicado por 38 en comparación con 2023, la población enfrenta un riesgo constante. Las autoridades locales han intensificado las fumigaciones y la distribución de larvicidas, pero la cooperación ciudadana sigue siendo clave para frenar esta amenaza.
Mientras los casos continúan en aumento, la pregunta sigue en el aire: ¿está el sistema de salud preparado para enfrentar esta epidemia? La ciudadanía espera respuestas concretas y acciones efectivas para evitar que el dengue siga cobrando vidas. La vigilancia y la prevención son más urgentes que nunca en un país donde la enfermedad no da tregua.

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Alerta en México: El dengue avanza y pone en jaque la salud pública
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