México vivió el 1 de junio de 2025 un evento sin precedentes: la primera elección judicial por voto popular, un experimento que buscó transformar el Poder Judicial, pero que desató una tormenta de críticas y cuestionamientos. La jornada, marcada por irregularidades y tensiones, dejó en evidencia las fracturas de un proceso que prometía democratizar la justicia, pero terminó envuelto en controversia.
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) marcó el rumbo de esta elección al anular un acuerdo del INE que restringía la promoción del voto a esta institución. La decisión, tomada el 9 de abril, abrió la puerta a que medios públicos y otras instancias fomentaran la participación ciudadana, pero también desató un debate sobre la imparcialidad. Magistrados como Reyes Rodríguez y Janine Otálora defendieron la exclusividad del INE para garantizar equidad, pero la mayoría del tribunal consideró que limitar la promoción era excesivo.
El proceso, que incluyó la elección de 881 cargos judiciales, desde ministros de la Suprema Corte hasta jueces locales, enfrentó retos colosales. Con 3,423 candidatos en la boleta y 19 entidades participando en elecciones locales, la complejidad logística fue evidente. Sin embargo, el ambiente político se enrareció con acusaciones cruzadas. La oposición, encabezada por figuras como Lorenzo Córdova, llamó a boicotear la votación, calificándola como un ataque a la democracia.
Claudia Sheinbaum, desde la Presidencia, defendió con vehemencia la elección, asegurando que era un paso hacia un Poder Judicial más cercano al pueblo. En Michoacán, el gobernador reportó que el 99.99% de las casillas se instalaron sin incidentes, aunque Chiapas registró 146 irregularidades, incluyendo el robo de boletas y urnas con votos prellenados. Estas anomalías alimentaron las críticas de quienes, como Alejandro Moreno del PRI, tildaron el proceso de “fraude”.
La participación ciudadana, aunque significativa con cerca de 13 millones de votantes, no escapó al escrutinio. En regiones como Guerrero, cuatro casillas no operaron por inseguridad, y en Jungapeo, Michoacán, se reportaron amenazas de grupos delictivos. La candidata a ministra Rebeca Aladro justificó el uso de “acordeones” por parte de los votantes, argumentando que la cantidad de candidatos obligó a la ciudadanía a organizarse para elegir.
El papel del INE también estuvo en la mira. Bernardo Núñez, secretario ejecutivo, reportó 73 incidentes, de los cuales 67 se resolvieron. Sin embargo, la percepción de un proceso desordenado persistió. La presidenta del TEPJF, Mónica Soto, ironizó sobre la supuesta secrecía del proceso, criticando la postura del INE de monopolizar la promoción del voto.
La oposición no escatimó en críticas. En marchas como la de Ciudad de México, ciudadanos y activistas vestidos de blanco denunciaron un “golpe de Estado” al Poder Judicial, acusando a Morena y al expresidente López Obrador de manipular el proceso. Frases como “la justicia no se vota” resonaron en las calles, reflejando el temor a que los jueces electos pierdan imparcialidad.
Mientras tanto, Morena celebró el proceso como un “éxito histórico”. Sheinbaum insistió en que, de haber querido controlar el Poder Judicial, habrían modificado la Constitución para nombrar ministros a modo. Sin embargo, las impugnaciones, que superaron las 160, y las denuncias de irregularidades pintan un panorama de desconfianza que podría prolongarse.
El experimento de la elección judicial, aunque novedoso, dejó más preguntas que respuestas. La falta de claridad en las reglas, las tensiones entre el INE y el TEPJF, y la polarización política marcaron una jornada que, lejos de consolidar la democracia, evidenció sus grietas. México enfrenta ahora el desafío de legitimar un proceso que, para muchos, nació bajo sospecha.
A medida que los resultados se procesan, el debate sobre el futuro del Poder Judicial sigue abierto. ¿Fortalecerá esta elección la justicia o la debilitará? La respuesta, por ahora, sigue en el aire, mientras las instituciones y la ciudadanía lidian con un proceso que marcó un antes y un después en la historia mexicana.

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Jornada Electoral Judicial 2025: Un Proceso Bajo Fuego
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