La presidenta Claudia Sheinbaum salió a defender a su esposo, Carlos Ímaz, tras las críticas desatadas por un video que lo muestra utilizando un celular dentro de la casilla electoral durante la elección judicial del pasado 1 de junio. El incidente, captado por cámaras, ha generado una ola de cuestionamientos sobre la transparencia del proceso y el respeto a la secrecía del voto.
En su conferencia matutina desde Palacio Nacional, Sheinbaum justificó el actuar de Ímaz, asegurando que su intención no fue violar la ley. Según la mandataria, su esposo solo buscaba consultar una guía para emitir su voto, algo que, afirmó, es una práctica común entre los ciudadanos. Sin embargo, el uso de dispositivos electrónicos en las casillas está prohibido en varios estados, lo que ha avivado el debate.
El video, difundido inicialmente por medios como El Financiero y recuperado por usuarios en redes sociales, muestra a Ímaz manipulando su celular mientras se encontraba en la casilla. La grabación también captó el momento en que Sheinbaum, visiblemente molesta, pidió al camarógrafo del Centro de Producción de Programas Informativos y Especiales (Cepropie) que moviera la cámara, argumentando que el voto es secreto.
La controversia no termina ahí. La acción de Sheinbaum ha sido interpretada como un intento de controlar el daño mediático, mientras que las redes sociales han estallado con críticas. Usuarios han acusado a la pareja presidencial de dar un mal ejemplo en un proceso electoral que ya de por sí ha sido cuestionado por su legitimidad y organización.
El Instituto Nacional Electoral (INE) no se ha pronunciado oficialmente sobre el incidente, pero expertos en derecho electoral han señalado que el uso de celulares en las casillas puede ser considerado una infracción. Esto, sumado a la reacción de Sheinbaum, ha puesto en tela de juicio el compromiso del gobierno con la transparencia electoral.
Críticos han aprovechado el momento para recordar otros escándalos relacionados con Morena y sus figuras cercanas. La defensa de Sheinbaum a Ímaz ha sido comparada con su respaldo a otros personajes polémicos, lo que refuerza la percepción de un gobierno que protege a los suyos sin rendir cuentas claras.
Por su parte, la oposición ha calificado el incidente como una muestra más de la falta de seriedad en el proceso de la elección judicial, una reforma impulsada por Morena que ha generado división en el país. Algunos han ido más lejos, acusando a la presidenta de intentar desviar la atención de problemas más graves en su administración.
El episodio ha reavivado la discusión sobre la secrecía del voto y las reglas electorales. Mientras Sheinbaum insiste en que no hubo dolo en las acciones de su esposo, la opinión pública permanece dividida, con un sector exigiendo consecuencias y otro minimizando el hecho como un error sin importancia.
A pesar de la defensa de la presidenta, el incidente pone en evidencia las tensiones en torno a la elección judicial, un proceso que prometía ser histórico pero que ahora enfrenta cuestionamientos sobre su integridad. La polémica está lejos de apagarse, y el caso de Ímaz podría seguir dando de qué hablar en los próximos días.