La noche del 1 de junio de 2025, el Estadio Olímpico Universitario vibró con la final de la Concacaf Champions Cup, y un invitado especial captó la atención de todos: Santiago Giménez, el ídolo celeste que no olvidó sus raíces. El delantero mexicano, ahora estrella del AC Milan, regresó a México para apoyar a Cruz Azul, el club que lo formó, en su duelo decisivo contra Vancouver Whitecaps.
Giménez, conocido por su amor incondicional a La Máquina, se presentó en Ciudad Universitaria como un aficionado más, acompañado de su familia, incluido su padre, Christian “Chaco” Giménez, otra leyenda del club. Su presencia no pasó desapercibida, y durante la transmisión del partido por Tubi, los comentaristas destacaron que Santi saludó desde la cabina, desatando la euforia de los seguidores celestes.
Cruz Azul, bajo la dirección de Vicente Sánchez, llegaba a esta final tras superar a rivales de peso como América y Tigres. El encuentro, disputado en la casa temporal de los cementeros, prometía ser una noche histórica. La Máquina buscaba su séptimo título de Concachampions, con la posibilidad de igualar a América como el equipo más ganador del torneo.
El partido no defraudó. Los celestes mostraron su garra desde el inicio, dominando el encuentro con un juego sólido y efectivo. Ángel Sepúlveda, clave en la semifinal ante Tigres, volvió a ser protagonista al anotar desde el punto penal, asegurando una ventaja que Vancouver no pudo remontar. La afición estalló en júbilo, y Giménez, desde las gradas, celebró con la misma pasión que los miles de hinchas presentes.
Santiago Giménez, formado en las fuerzas básicas de Cruz Azul, nunca ha ocultado su cariño por el equipo. A pesar de su exitosa carrera en Europa, donde se ha consolidado como uno de los delanteros mexicanos más destacados, su conexión con La Máquina sigue intacta. Hace apenas unos días, el jugador recordó en redes sociales el cuarto aniversario del título de Liga MX que ganó con Cruz Azul en 2021, conocido como “La Novena”.
La presencia de Giménez en el estadio no solo fue un guiño nostálgico, sino también un reflejo de la grandeza de Cruz Azul. El club, que atravesó años de sequía antes de ese título en 2021, ha retomado su protagonismo en el fútbol mexicano e internacional. La final de Concachampions fue una oportunidad para consolidar ese legado, y Santi no quiso perderse el momento.
El triunfo de Cruz Azul no solo significó un nuevo trofeo en sus vitrinas, sino también un boleto al Mundial de Clubes 2025. La Máquina, con este título, reafirma su lugar como uno de los gigantes de la Concacaf, igualando el récord de siete campeonatos que ostenta su eterno rival, América. La celebración en el Olímpico Universitario fue total, con cánticos y aplausos que resonaron hasta altas horas de la noche.
Para Santiago Giménez, esta final fue más que un partido: fue un reencuentro con sus orígenes. Aunque su carrera lo ha llevado a brillar en Europa, su corazón sigue pintado de azul. La afición celeste, que lo vio crecer, lo recibió como un hijo pródigo, agradecida por su lealtad y su pasión por el club que lo lanzó al estrellato.