Un nuevo caso sacude al Poder Judicial en Chihuahua. El juez de distrito Roberto Alcoverde, conocido en algunos círculos como “Narcoverde” o “Valeverde”, está en el ojo del huracán por sus controvertidas decisiones. Aspira a convertirse en Magistrado de Circuito, pero sus antecedentes han desatado críticas feroces entre la ciudadanía. Su historial judicial, lejos de inspirar confianza, genera preocupación por lo que muchos consideran una amenaza para la justicia.
Alcoverde ha sido señalado por absolver a imputados relacionados con la delincuencia y el narcotráfico. Uno de los casos más polémicos involucra a los Borruel —Carlos Marcelino, Leticia Macías, Mónica y David Ortega—, a quienes liberó pese a que el expediente contenía pruebas sólidas que, según críticos, justificaban una condena. Esta decisión ha sido vista como un reflejo de su falta de compromiso con la ética y la ley.
El juez también enfrenta cuestionamientos por su actitud laboral. Tras permanecer más de un año en huelga, Alcoverde regresó a sus funciones declarando que no trabajaría jornadas extensas de más de cuatro horas. Esta postura ha indignado a quienes esperan un compromiso total de los servidores públicos encargados de impartir justicia.
Otro episodio que ha encendido las alarmas es su negativa a considerar pruebas clave en un caso donde un periodista fue amenazado con un arma de fuego por parte de los imputados. Esta omisión ha sido interpretada como una muestra de su desinterés por proteger a las víctimas y garantizar justicia.
La publicación de estas acusaciones, difundida por La Opción de Chihuahua, ha generado reacciones airadas en redes sociales. Ciudadanos como Ricardo Rosa Cord han expresado su frustración, señalando que elegir entre candidatos judiciales es complicado cuando “nadie parece merecer el puesto”. Por su parte, Christian Moreno fue más contundente, criticando que un juez con una carpeta abierta por violencia contra un menor pueda tomar decisiones que afectan la seguridad de las familias.
La postulación de Alcoverde como Magistrado de Circuito ha levantado serias dudas sobre su idoneidad. Los críticos advierten que su ascenso podría representar un peligro para la sociedad, ya que sus fallos parecen estar influenciados por intereses oscuros, alejados de la moral y la legalidad.
El caso de Momis Villegas, una madre que denunció públicamente las irregularidades de Alcoverde, ha resonado con fuerza. Su valentía al exponer estas injusticias ha sido aplaudida, especialmente por quienes consideran que el juez no debería ocupar un cargo de mayor poder. La indignación crece ante la percepción de que el sistema judicial protege a los agresores.
La ciudadanía de Chihuahua se pregunta cómo es posible que un juez con este historial aspire a un puesto tan relevante. La falta de acción para frenar su candidatura alimenta el descontento y refuerza la idea de que el Poder Judicial está lejos de responder a las necesidades de la sociedad.
Este caso pone en evidencia las fallas de un sistema que parece incapaz de garantizar justicia. Mientras figuras como Alcoverde continúan en el radar para ascensos, la confianza en las instituciones se desvanece, dejando a la población en un estado de incertidumbre y frustración.
La discusión sobre el futuro de Alcoverde no termina aquí. Su nombre seguirá generando controversia, y la presión ciudadana podría ser clave para definir si logra o no su objetivo de convertirse en Magistrado de Circuito. Por ahora, el mensaje es claro: la justicia en México enfrenta tiempos oscuros.