China ha lanzado una fuerte acusación contra Estados Unidos, señalando que Washington está socavando gravemente el acuerdo arancelario alcanzado en mayo en Ginebra. Según Pekín, las acciones recientes de la administración estadounidense han roto el consenso que buscaba calmar las tensiones comerciales entre las dos mayores economías del mundo.
En un comunicado oficial, el Ministerio de Comercio chino afirmó que ha cumplido estrictamente con lo pactado en las negociaciones de Ginebra. En mayo, ambos países acordaron una tregua de tres meses, reduciendo los aranceles de Estados Unidos a productos chinos del 145% al 30%, y los de China a productos estadounidenses del 125% al 10%. Este pacto pretendía abrir la puerta a un acuerdo comercial más amplio.
Sin embargo, la tregua parece estar en peligro. El presidente estadounidense, Donald Trump, acusó a China de violar totalmente el acuerdo, apuntando a supuestos subsidios ocultos a empresas chinas como la causa del desacuerdo. Estas declaraciones han avivado las tensiones, que ya se habían intensificado tras nuevas restricciones impuestas por Washington.
El Ministerio de Comercio chino insistió en que ha actuado con responsabilidad, suspendiendo o cancelando medidas arancelarias y no arancelarias previas, en línea con lo acordado. Pekín rechazó las acusaciones de incumplimiento y señaló que las acciones de Estados Unidos están dañando la confianza mutua lograda en las negociaciones.
Las fricciones no son solo comerciales. En el reciente foro de seguridad Shangri-La en Singapur, el jefe del Pentágono acusó a China de intentar alterar el equilibrio en Asia, lo que refleja un ambiente de creciente desconfianza política y estratégica entre ambas potencias.
El secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, reconoció que las negociaciones están estancadas. Sugirió que una llamada entre Trump y el presidente chino, Xi Jinping, podría ser clave para desbloquear la situación. Sin embargo, no hay claridad sobre cuándo o cómo se retomarán las conversaciones.
La tregua arancelaria había generado un alivio temporal en los mercados globales, que reaccionaron positivamente en mayo con subidas en las bolsas y un fortalecimiento del dólar. No obstante, las nuevas tensiones han provocado incertidumbre, con una caída del 20% en las importaciones estadounidenses de bienes en abril.
China ha reiterado su compromiso con un comercio equilibrado, pero advirtió que no cederá ante presiones. Mientras tanto, Estados Unidos mantiene su postura de imponer restricciones, especialmente en sectores como los chips de inteligencia artificial de Huawei, lo que Pekín considera medidas discriminatorias.
El panorama comercial global sigue frágil. Las decisiones de ambas potencias en los próximos meses serán cruciales para determinar si la tregua se consolida o si el mundo enfrenta una nueva escalada en esta guerra comercial que afecta a todos.
La incertidumbre persiste, y los ojos del mundo están puestos en las próximas acciones de Washington y Pekín. ¿Podrán las dos economías más grandes del planeta encontrar un equilibrio, o estamos ante el preludio de un conflicto comercial aún mayor?