En un hecho que ha desatado controversia, dos atletas de secundaria en Oregon decidieron no subir al podio junto a una competidora transgénero durante el campeonato estatal de salto de altura celebrado el sábado por la noche. La decisión de las jóvenes, que se ubicaron en segundo y tercer lugar, responde a su inconformidad con la participación de la ganadora, identificada como una atleta transgénero, en la categoría femenina.
El evento tuvo lugar en el Veterans Memorial Stadium de Clovis, donde la atleta transgénero se alzó con el primer lugar en la competencia de salto de altura. Sin embargo, las otras dos competidoras, al ser convocadas para la ceremonia de premiación, optaron por no presentarse en el podio. En su lugar, permanecieron al pie del estrado, un gesto que, según declararon, no buscaba expresar odio, sino señalar lo que consideran una injusticia en las reglas de competencia.
Las atletas explicaron que su acción fue una protesta silenciosa para destacar las diferencias biológicas que, en su opinión, afectan la equidad en las competencias deportivas. Una de ellas afirmó: “No nos negamos a subir al podio por odio. Lo hicimos porque alguien tiene que decir que esto no está bien”. Esta declaración refleja el sentir de un grupo de deportistas y espectadores que han cuestionado las políticas de inclusión en el deporte femenino.
La controversia no es nueva en el ámbito deportivo. En Oregon, la Asociación de Actividades Escolares permite a los estudiantes competir en la categoría que corresponde a su identidad de género. Esta política busca promover un entorno inclusivo y seguro, pero ha generado críticas por parte de quienes argumentan que las atletas transgénero pueden tener ventajas físicas derivadas de su desarrollo biológico previo.
El caso ha reavivado el debate sobre cómo equilibrar la inclusión con la justicia competitiva. Mientras algunos defienden el derecho de las atletas transgénero a participar en la categoría de su elección, otros, incluidas las competidoras de Oregon, sostienen que las reglas actuales podrían estar afectando las oportunidades de las atletas biológicas en competencias de alto nivel.
La situación en Oregon no es un caso aislado. En otros estados, como California, se han implementado cambios recientes en las normativas deportivas para garantizar que las atletas biológicas no sean desplazadas del podio por competidoras transgénero. Sin embargo, estas modificaciones han sido criticadas por no abordar el problema de fondo, según algunos sectores.
El público presente en el campeonato mostró reacciones mixtas. Algunos espectadores apoyaron a las atletas que se negaron a subir al podio, usando camisetas con mensajes como “Protejan el deporte femenino”. Otros, en cambio, consideraron que la protesta fue un gesto de intolerancia hacia la comunidad transgénero.
Este incidente pone de manifiesto la complejidad del tema, que trasciende el ámbito deportivo y toca aspectos sociales, culturales y políticos. Las discusiones sobre la participación de atletas transgénero en competencias femeninas continúan generando opiniones divididas, sin un consenso claro sobre cómo resolver el conflicto entre inclusión y equidad.
A medida que el debate crece, casos como el de Oregon seguirán siendo un punto de referencia en la búsqueda de soluciones que respeten los derechos de todos los involucrados. Por ahora, la decisión de las atletas de no compartir el podio ha marcado un precedente que, sin duda, seguirá siendo discutido en los círculos deportivos y más allá.

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Atletas en Oregon se niegan a compartir podio con competidora transgénero en campeonato de salto de altura
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