En un nuevo episodio de violencia que sacude al estado de Chihuahua, un hombre fue brutalmente asesinado a balazos en la ciudad de Aldama. El crimen ocurrió en plena vía pública, dejando en evidencia la creciente inseguridad que azota la región. La víctima, identificada como Gumaro Q. N., de 47 años, fue atacada sin piedad mientras se encontraba a bordo de su vehículo.
El ataque tuvo lugar en las calles 29ª y Venustiano Carranza, en la colonia Ampliación Benito Juárez, poco después de las 18:00 horas. Según reportes policiales, el hombre viajaba en una camioneta Jeep Patriot de color blanco cuando fue sorprendido por los agresores. La escena del crimen quedó marcada por la violencia, con múltiples casquillos de bala esparcidos en el lugar.
Las autoridades confirmaron que los proyectiles encontrados son de calibre 7.62×39, comúnmente utilizados en fusiles de asalto conocidos como “cuerno de chivo”. Este tipo de armamento, asociado al crimen organizado, refleja la gravedad del incidente. La policía no ha proporcionado detalles sobre el motivo del ataque, pero la brutalidad empleada sugiere un ajuste de cuentas.
Testigos reportaron que los responsables huyeron en una camioneta Ford Explorer de color verde, de modelo antiguo. A pesar de los esfuerzos de las autoridades, hasta el momento no se han reportado detenciones. La facilidad con la que los agresores escaparon pone en entredicho la efectividad de las estrategias de seguridad en la zona.
Aldama, una localidad que alguna vez fue considerada tranquila, se suma ahora a la lista de lugares en Chihuahua donde la violencia parece desbordarse. Los habitantes de la zona expresan su preocupación por la falta de presencia policial efectiva, mientras los crímenes violentos van en aumento.
La identificación de la víctima se logró gracias a los documentos que portaba. Gumaro Q. N. era un hombre de 47 años, cuya vida fue truncada en un acto que refleja el clima de inseguridad que prevalece en el estado. Las autoridades locales han prometido investigar, pero la confianza en su capacidad para resolver estos casos es cada vez menor.
Este incidente se suma a una serie de ejecuciones en Chihuahua que han encendido las alarmas. La falta de acciones concretas por parte de las autoridades estatales y federales para contener la violencia genera un sentimiento de impotencia entre la población. Los ciudadanos exigen respuestas y medidas reales para recuperar la seguridad.
Mientras tanto, la escena del crimen en Aldama permanece como un recordatorio de la fragilidad de la paz en la región. La camioneta acribillada y los casquillos regados en el pavimento son testigos mudos de un problema que parece lejos de resolverse. La pregunta que todos se hacen es: ¿hasta cuándo seguirá esta ola de violencia sin control?