A tan solo horas de las elecciones en Veracruz, donde se disputan más de mil cargos locales, la violencia política ha escalado a niveles alarmantes. El estado se ha convertido en un foco rojo, con ataques armados, asesinatos y amenazas que han marcado el proceso electoral. La inseguridad pone en riesgo la jornada del 1 de junio, evidenciando una crisis que parece desbordar a las autoridades.
En las últimas semanas, los incidentes violentos han sacudido a candidatos y sus equipos. Uno de los casos más graves ocurrió en Juan Rodríguez Clara, donde un ataque armado contra la casa de campaña de Xóchitl Tress, candidata de Movimiento Ciudadano, dejó un saldo trágico: una fotoperiodista fallecida y dos personas heridas. Este suceso se suma a una lista creciente de agresiones que han generado temor entre los contendientes.
Veracruz ocupa el tercer lugar nacional en violencia política y electoral este 2025, según datos de la organización Data Cívica. Entre enero y abril, se registraron 18 ataques contra actores políticos, ocho de ellos aspirantes a cargos públicos. La escalada de violencia es un reflejo de la influencia del crimen organizado, que busca imponer su control en los comicios locales.
La gobernadora Rocío Nahle enfrenta críticas por su incapacidad para frenar esta ola de violencia. Periodistas, candidatos y asociaciones han señalado que el estado vive un clima de ingobernabilidad. A solo días de los comicios, la exigencia de seguridad se ha intensificado, pero las respuestas de las autoridades parecen insuficientes frente a la magnitud del problema.
El despliegue de 3,500 elementos de la Guardia Nacional y 300 agentes de la Fiscalía General no ha logrado calmar las tensiones. En municipios como Texistepec, la violencia ha sido tan extrema que el ayuntamiento fue disuelto tras la renuncia masiva de ediles, dejando a la población en un estado de incertidumbre administrativa y política.
Los partidos de oposición, como el PRI, han denunciado que al menos 40 de sus candidatos a alcaldías han recibido amenazas, lo que ha llevado a suspender actividades proselitistas en algunas zonas. La percepción de inseguridad es abrumadora: el 79.3% de los veracruzanos se sienten inseguros, según el Inegi, un dato que supera la media nacional.
Casos como el asesinato de Yesenia Lara, candidata de Morena en Texistepec, y el ataque a exfuncionarios en Actopan tras un mitin, muestran la crudeza de la situación. Estos eventos no solo afectan a los candidatos, sino que también golpean a la sociedad, que enfrenta un proceso electoral bajo la sombra del miedo.
La violencia política en Veracruz no es un fenómeno nuevo, pero su intensidad en este proceso electoral es alarmante. En 2024, las elecciones fueron catalogadas como las más violentas en la historia reciente de México, con más de 550 víctimas, según México Evalúa. La falta de acción efectiva contra la impunidad agrava el panorama.
Organizaciones como México Evalúa han advertido que el crimen organizado busca influir en los comicios para consolidar su poder. Veracruz, junto con otros estados, está clasificado como de alto riesgo para la violencia político-criminal, especialmente en la elección de cargos judiciales, que también se decide este 1 de junio.
A medida que se acerca la jornada electoral, la incertidumbre crece. La incapacidad para garantizar un proceso seguro pone en entredicho la legitimidad de los resultados y la confianza de los ciudadanos en sus instituciones. Veracruz enfrenta un desafío crítico que exige medidas urgentes para proteger la democracia.

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Violencia política ensombrece las elecciones en Veracruz a horas de los comicios
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