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México enfrenta una crisis silenciosa: ¡60 millones de toneladas de basura electrónica en el horizonte!

El crecimiento descontrolado de basura electrónica en México es una amenaza que no podemos ignorar. Cada año, el país genera aproximadamente 1.5 millones de toneladas de desechos tecnológicos, según el Monitor Global E-Waste 2024. Si las tendencias actuales continúan, para 2030 podríamos alcanzar los 60 millones de toneladas acumuladas, un problema que pone en riesgo el medio ambiente y la salud pública.
Los dispositivos electrónicos, desde celulares hasta computadoras, contienen materiales tóxicos como plomo, mercurio y cadmio. Estos componentes, al no ser manejados adecuadamente, contaminan suelos, ríos y el aire. En México, solo el 4% de la basura electrónica se recicla, una cifra alarmante que nos coloca como el tercer generador de estos desechos en América, detrás de Brasil y Estados Unidos.
La falta de regulación efectiva agrava la situación. A diferencia de Europa, donde se recicla hasta el 40% de los desechos electrónicos, en México apenas existen 10 empresas que manejan el ciclo completo de reciclaje. La responsabilidad recae en gran medida en los consumidores, mientras que las marcas no asumen la gestión de sus productos al final de su vida útil.
La pandemia de Covid-19 disparó el consumo de dispositivos electrónicos, incrementando la generación de basura en un 33%. Smartphones, tablets y televisores inteligentes se han convertido en parte esencial de la vida diaria, pero su descarte irresponsable tiene consecuencias graves. Alrededor del 40% de estos desechos permanece almacenado en hogares, mientras que el resto termina en tiraderos a cielo abierto o rellenos sanitarios.
Los riesgos para la salud no son menores. La exposición a los materiales tóxicos de la basura electrónica puede causar desde alergias hasta cáncer, problemas reproductivos y daños al sistema nervioso. Sin un manejo adecuado, estos desechos representan una bomba de tiempo para las comunidades y los ecosistemas.
Iniciativas como el programa Reciclatrón en la Ciudad de México buscan mitigar el problema, promoviendo la recolección y el reciclaje responsable. Sin embargo, estas acciones son insuficientes frente a la magnitud del desafío. Expertos insisten en la necesidad de una regulación que obligue a los fabricantes a responsabilizarse por el destino final de sus productos.
La economía circular podría ser una solución. Recuperar materiales como oro, cobre y aluminio de los dispositivos desechados no solo reduciría la contaminación, sino que también generaría empleos y beneficios económicos. En 2021, se estimó que el reciclaje de basura electrónica en México podría generar hasta 1,300 millones de dólares.
La educación ambiental es clave. Desde las escuelas hasta los hogares, es fundamental concienciar sobre la importancia de desechar correctamente los dispositivos electrónicos. Programas como el de la UNAM y la Secretaría del Medio Ambiente buscan fomentar esta cultura, pero se necesita un esfuerzo colectivo para cambiar el panorama.
México está en el décimo lugar mundial en generación de basura electrónica, con 12 kilogramos por persona al año. Si no actuamos ahora, el impacto será devastador. La transición hacia un modelo de consumo sostenible es urgente para evitar que el país se ahogue en desechos tecnológicos.
El futuro depende de decisiones responsables. La basura electrónica no es solo un problema ambiental, sino una oportunidad para innovar y construir un México más limpio y saludable. La pregunta es: ¿estamos listos para asumir el reto?

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