En un operativo que pone al descubierto la escalada de violencia en Sonora, elementos de la Secretaría de Marina llevaron a cabo dos contundentes acciones en los municipios de Caborca y San Luis Río Colorado. La inseguridad en la región sigue siendo un problema sin control, mientras las autoridades intentan frenar a los grupos criminales que operan con armamento de alto calibre.
En Caborca, los marinos, en coordinación con la Agencia Ministerial de Investigación Criminal, lograron un decomiso que evidencia la magnitud del problema. Tres armas largas, 31 cargadores y cerca de dos mil cartuchos de diferentes calibres fueron asegurados. Pero eso no es todo: también se encontraron artefactos explosivos diseñados para ser lanzados desde drones, una muestra del uso de tecnología avanzada por parte de los delincuentes.
Además, en el mismo operativo en Caborca, se confiscaron tres vehículos, una cuatrimoto, equipo táctico y tres antenas parasitas. Todo este material, según las autoridades, pertenecería a la célula delictiva conocida como Los Deltas, un grupo que mantiene en jaque a la región con sus actividades ilícitas.
En un segundo operativo, esta vez en San Luis Río Colorado, los marinos, junto con el mando único estatal, detuvieron a cuatro personas presuntamente ligadas a la célula criminal Los Pelones. Estas detenciones muestran cómo las redes delictivas se extienden por el norte del estado, operando con total descaro.
Durante esta acción en San Luis Río Colorado, se decomisó un arma corta y más de 150 envoltorios de una sustancia similar al cristal. Este hallazgo pone en evidencia el problema del narcomenudeo que azota a las comunidades sonorenses, afectando a familias y jóvenes.
Todo el material asegurado y las personas detenidas fueron puestas a disposición de la Fiscalía General de la República. Sin embargo, estos operativos no ocultan una realidad alarmante: la violencia en Sonora sigue creciendo, y las acciones del gobierno parecen insuficientes para contenerla.
Caborca y San Luis Río Colorado son solo un reflejo de lo que ocurre en muchas zonas del país, donde los grupos criminales actúan con impunidad. La presencia de armamento sofisticado y el uso de drones para actividades delictivas muestran cómo los cárteles han escalado sus operaciones, desafiando a las autoridades.
Mientras las balaceras y los decomisos se suceden, la población vive con miedo. La inseguridad no da tregua, y los sonorenses se preguntan cuándo habrá una estrategia efectiva para recuperar la paz en sus comunidades.
Este tipo de operativos, aunque necesarios, no parecen ser suficientes para frenar la ola de violencia que sacude al estado. La falta de acción integral por parte del gobierno federal y estatal sigue siendo un reclamo constante de la ciudadanía.
La situación en Sonora es un recordatorio de que la lucha contra el crimen organizado requiere más que decomisos y detenciones. La pregunta sigue en el aire: ¿hasta cuándo seguirá la región bajo el control de los grupos criminales?

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Marinos decomisan arsenal en Caborca, Sonora: ¡La violencia no da tregua!
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