Desde el 15 de mayo, miles de maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) han tomado el Zócalo de la Ciudad de México con un plantón que no cede. Su objetivo es claro: presionar al gobierno federal para que atienda sus demandas laborales, que incluyen un aumento salarial del 100% y la derogación de la Ley del ISSSTE de 2007.
A pesar de las negociaciones con la Secretaría de Gobernación, los docentes han rechazado las propuestas del gobierno, calificándolas de insuficientes y poco claras. La Sección 22 de Oaxaca, una de las más combativas, votó este sábado por levantar el paro, pero la decisión final aún depende de la Asamblea Nacional Representativa.
El plantón ha generado caos en la capital, con bloqueos en avenidas clave como Paseo de la Reforma y Circuito Interior, afectando a miles de ciudadanos. Los maestros también han protagonizado acciones de alto impacto, como el bloqueo al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, donde retrasaron vuelos y complicaron el acceso a las terminales.
El gobierno de Claudia Sheinbaum ha intentado calmar los ánimos con promesas de diálogo, pero la paciencia parece agotarse. La Secretaría de Gobernación propuso retomar las mesas de negociación, pero los maestros exigen respuestas concretas, especialmente sobre la derogación de la reforma que cambió el sistema de pensiones por cuentas individuales.
Las demandas de la CNTE no son nuevas. Desde hace años, exigen la reinstalación de docentes cesados, justicia por casos como Nochixtlán y Ayotzinapa, y un aumento presupuestal para educación y salud. El aumento salarial del 9% ofrecido por el gobierno fue recibido con desdén, ya que los maestros insisten en un incremento que impacte directamente su salario base.
La presencia de los maestros en el Zócalo ha coincidido con eventos políticos relevantes, como el cierre de campaña de Morena en 2024. Aunque llegaron a un acuerdo para reubicar sus carpas, la CNTE dejó claro que no se someterá a presiones y mantendrá su lucha hasta obtener resultados tangibles.
La situación ha generado tensiones con la ciudadanía. Comercios del Centro Histórico reportan pérdidas significativas, y los bloqueos han complicado la movilidad en una ciudad ya saturada. Algunos sectores critican la radicalidad de las protestas, mientras otros apoyan la lucha magisterial por considerarlas justas.
La salud de los maestros también comienza a resentir el desgaste. Tras más de dos semanas de plantón, las condiciones climáticas y la precariedad en la alimentación han provocado enfermedades respiratorias y estomacales entre los manifestantes.
A pesar de estos retos, la CNTE no da señales de retroceder. Líderes como Pedro Hernández han advertido que más docentes podrían sumarse al plantón, extendiendo su presencia en las calles de la capital. La falta de acuerdos concretos mantiene la incertidumbre sobre el desenlace de este conflicto.
El Zócalo, corazón político de México, sigue siendo el escenario de una batalla entre un magisterio combativo y un gobierno que no logra apaciguar las demandas. La resolución de este conflicto dependerá de la voluntad política de ambas partes en los próximos días.