La comida no es solo alimento; es un puente hacia nuestras raíces, un reflejo de nuestra historia. En la columna de Benjamín Ramírez, se explora cómo los platillos que disfrutamos hoy tienen un pasado que trasciende generaciones, cargado de significados culturales y emocionales.
Cada bocado cuenta una historia. Desde las abuelas que preparaban almíbares y mermeladas para conservar los frutos de la temporada, hasta las recetas que han viajado por siglos, la gastronomía mexicana es un mosaico de tradiciones que se resisten a desaparecer.
La voluntad de perdurar se ve en los mercados, donde los ingredientes frescos inspiran platillos que han alimentado familias por generaciones. Estas prácticas, que alguna vez fueron necesidad, hoy son un homenaje a la creatividad y al ingenio de nuestros antepasados.
La comida también une. En las fiestas, alrededor de la mesa, los sabores despiertan recuerdos y fortalecen lazos. Un mole, un pan de muerto o una simple tortilla recién hecha pueden evocar momentos de infancia, risas compartidas o incluso pérdidas que aún duelen.
Pero no todo es nostalgia. La modernidad ha traído cambios, y con ellos, nuevos platillos que mezclan lo tradicional con lo contemporáneo. Las manteconchas o las tortas de chilaquiles son ejemplos de cómo la cocina mexicana sigue reinventándose sin perder su esencia.
La globalización también juega su papel. Ingredientes y técnicas de otros países se han integrado, enriqueciendo nuestra gastronomía. Sin embargo, el corazón de la cocina mexicana sigue siendo su capacidad para contar quiénes somos y de dónde venimos.
En este sentido, la comida es resistencia. Es una forma de preservar nuestra identidad frente a un mundo que cambia rápidamente. Cada receta que se hereda, cada técnica que se enseña, es un acto de amor hacia nuestra cultura.
La columna invita a reflexionar: la próxima vez que comas un platillo tradicional, piensa en su historia. No solo estás alimentando el cuerpo, sino también el alma, con sabores que han perdurado por generaciones y que seguirán vivos mientras los mantengamos en nuestra mesa.