El Instituto Nacional Electoral (INE) ha dejado claro que no retirará los llamados “acordeones” a los ciudadanos que los lleven a las casillas este 1 de junio, durante la elección judicial. Estos documentos, que indican por qué candidatos votar, han generado controversia por su uso para influir en el voto. Sin embargo, el INE sí actuará contra su distribución masiva, considerándola una práctica que amenaza la libertad del sufragio.
La consejera presidenta del INE, Guadalupe Taddei, explicó que los ciudadanos pueden ingresar a las casillas con sus propias anotaciones o guías personales. Esto incluye los acordeones, siempre que sean elaborados por los propios votantes. La autoridad electoral presume que estas herramientas son de uso personal y no un intento de coacción, pero estará atenta a cualquier irregularidad.
El problema radica en la distribución organizada de estos acordeones, especialmente por parte de Morena. Según denuncias, el partido ha repartido estas guías en varias regiones del país, con el objetivo de favorecer a candidatos afines. Esta práctica, que involucra a funcionarios públicos y recursos del gobierno, ha sido señalada como un intento de manipular el voto en la elección de jueces, magistrados y ministros.
El INE ha dado vista a la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales para investigar estas acciones. Las consejeras Norma de la Cruz y Claudia Zavala han calificado la distribución masiva de acordeones como un acto antidemocrático. Advirtieron que podría configurarse como un delito electoral, especialmente si se comprueba el uso de recursos públicos para su elaboración y reparto.
En redes sociales y medios de comunicación, se han difundido imágenes y videos que muestran cómo militantes de Morena, junto con funcionarios federales y locales, han organizado la entrega de estos materiales. En algunos casos, se han reportado amenazas a beneficiarios de programas sociales, condicionando apoyos a cambio de votar por ciertos candidatos. Estas prácticas han encendido las alarmas sobre la integridad del proceso electoral.
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) respaldó al INE, validando un acuerdo que busca inhibir la entrega de acordeones por parte de partidos o gobiernos. Sin embargo, el tribunal aclaró que no se prohibirá a los ciudadanos llevar sus propias guías, siempre que no sean parte de una operación masiva. Esta decisión intenta equilibrar la libertad del votante con la necesidad de evitar la coacción.
La elección judicial de este domingo es un ejercicio inédito en México, donde se renovarán 881 cargos del Poder Judicial, incluyendo ministros de la Suprema Corte. La complejidad del proceso, que requiere anotar números de candidatos en hasta seis boletas, ha llevado a muchos ciudadanos a recurrir a estas guías. Sin embargo, el INE ha señalado que solo 131 mil personas han utilizado su herramienta oficial para practicar el voto, lo que refleja un bajo nivel de información entre los electores.
Las críticas al INE también han surgido por su respuesta tardía ante este problema. Mientras las denuncias sobre los acordeones llevan semanas en la opinión pública, el instituto apenas ha comenzado a actuar. Organizaciones civiles como Justicia Común A.C. han presentado quejas formales, acusando a Morena y a funcionarios de la Secretaría del Bienestar de orquestar una operación para influir en los resultados.
El INE ha insistido en que los ciudadanos tienen derecho a anular su voto si no confían en el proceso o a escribir mensajes en las boletas, los cuales serán leídos. Las consejeras han pedido a la ciudadanía denunciar cualquier intento de coacción, asegurando que el instituto no tolerará fraudes. Sin embargo, la falta de acción contundente previa a la elección ha generado dudas sobre la capacidad del INE para garantizar un proceso limpio.
Este domingo, los ojos estarán puestos en las casillas, donde los votantes decidirán el futuro del Poder Judicial. La polémica de los acordeones pone en evidencia los retos de esta elección histórica, marcada por acusaciones de intervención partidista y un contexto de polarización política.